Fue una tarde que ya le hacía falta disfrutar a la afición del buen toreo, incluidos los maestros Eloy Cavazos y César Rincón, presentes en la plaza, y en ello colaboró el queretano Octavio García "El Payo", que había cortado una oreja al toro que abrió plaza, pues no se quiso quedar atrás y con un toro de regalo, abrochó la noche para sumar dos apéndices más en su cuenta.
Antes, el lagunero Arturo Gilio que llegó con una racha de tres corridas cortando orejas y las dos más recientes saliendo a hombros, había batallado en su primero, que fue malo, por lo que ante el sexto salió a por todas y con una vibrante faena que inició de rodillas en los medios, estructuró una gran faena que le hizo cortar a ley las dos orejas, incluso antes de que saliera el de regalo de El Payo.
La ganadería de El Junco envió un encierro bien presentado, de los que resultaron cuatro buenos, uno regular y uno complicado, mientras que el de regalo, de Bernaldo de Quirós, también se prestó para el lucimiento.
La expectación, sin duda alguna y por ello la buena entrada en los tendidos, la generó Roca Rey y su estela de buenas actuaciones en su temporada europea.
Su madurez ya se refleja en su rostro que va dejando atrás la imagen de aquel casi niño que se presentó ante los regios hace ocho años, en una tarde primaveral de abril cortando oreja.
Sólido, fuerte, preciso, conocedor, dueño del terreno que pisar, Roca Rey sabe de lo que es capaz en cuanto ve las condiciones que le puede prestar su toro y volver aquello en un torbellino de emociones.
Así fue la faena a su primer enemigo, "Almirante", desde el saludo capotero y tras el buen puyazo, un soberbio quite por verónicas y tafalleras.
Luego de dar las buenas tardes al publico en el brindis, Andrés se hincó en la arena y comenzó la liberación de emociones de público y torero en el último tercio. Él, entregado en cada muletazo que iba dando y los primeros, de las ganas de expresar el encanto de verle torear con ese gusto y delicadeza con la que armó su faena, una de sus mejores actuaciones en el coso de la colonia Del Prado.
Todavía rubricó con muletazos en redondo, antes de matar al segundo viaje de entera en ben sitio. El juez Antonio Quiroga le premió con las dos orejas, un tanto excesivas y por eso hubo algunas muestras de rechazo del público, por lo que, al recibirlas, el peruano se desprendió pronto de ellas.
La faena a su segundo, "Sargento", de distinta condición, la inició con cuatro cambiados por la espalda en el centro del anillo, sin enmendar, presagiando que algo bueno ocurriría. Los olés del publico se escucharon con ritmo, pausados y al unísono, mientras Roca Rey salía de la suerte dibujando una gran sonrisa de agrado.
Fue una tarde de pasión, entrega y cariño del peruano hacia los regios, que le hicieron sentir contento luego de cuajar dos faenas totalmente distintas en las que dejó toda el alma en cada muletazo, disfrutando con lentitud la embestida del toro mexicano.
El Payo vivió también una tarde inolvidable, al regodearse en su interior con un toreo suave, de filigrana en el primer tercio, cuando la gente apenas se está acomodando en sus asientos.
El toro, que de inicio se había emplazado, rascaba la arena en el tercio final, pero El Payo logró entenderlo y cuando menos lo imaginó el astado, ya iba cosido en la muleta en las series que le repitió el queretano. Mató al primer viaje mediante una estocada trasera y desprendida, por lo que hubo petición de oreja que le fue concedida.
El segundo de su lote lo brindó a Lucas Ocampos, jugador de los Rayados de Monterrey, quien dijo gustarle la fiesta desde su época en que fue jugador del Sevilla e invitado entonces por su hoy compañero, Sergio Ramos.
La faena no alcanzó altos vuelos y tampoco ayudó la espada, por lo que el diestro escuchó un aviso.
Herido en su amor propio, decidió regalar un toro, de Bernaldo de Quirós y menos kilos que fue bueno y con este logró realizar una faena aseada, con clase y que caló en el tendido. Mató de soberbio estoconazo, sin puntilla, que le hizo merecedor a las dos orejas y, con ello, compartir la salida a hombros con sus compañeros.
Bravo había sido el tercero de la lidia con el caballo, pero el picador, Eduardo Delgado, cambió las palmas por pitos al excederse en el puyazo. Gilio, el lidiador, pasó apuros ante el áspero y complicado "General", por lo que la tarde decayó en el ruedo y los tendidos.
Ante el sexto, "Capitán", el joven lagunero salió como un jabato, decidido a cortar las orejas y continuar con su racha victoriosa en esta plaza, por lo que, tras el inicio trepidante de faena en los medios, estructuró un trasteo variado por ambas manos, series de rodillas y dosantinas que prendieron el ambiente de nueva cuenta en los tendidos. Mató de estocada entera y cortó al fin las dos orejas que paseó en una aclamada vuelta al ruedo.
Al final los tres toreros salieron a hombros y desde el interior de los patios de sombra y a las afueras de la plaza, ya los esperaba el público con sus celulares, para guardar en el recuerdo una noche de valentía, buen toreo y triunfo que regaló la tercia.
Para el próximo viernes 21 por la noche se pondrá colofón a la temporada regia con una corrida de rejones en la que actuarán Jorge Hernández Gárate, Guillermo Hermoso de Mendoza y Tarik Othón, con un encierro de Marrón.