Gran triunfo de Macías y San Constantino en GDL
Cortó tres orejas y dio vuelta con el ganadero Juan Pablo Corona
No cabe duda que el día que amanece uno de suerte, todo se da por derechas. Hoy así amaneció el diestro aguascalentense, Arturo Macías. Le correspondieron dos toros soberbios de San Constantino –uno de ellos obsequiado, en el más amplio sentido de la palabra– y encima ¡en Guadalajara!
Y reitero la suerte de Macías, porque el gran juego de ese par de toros (quinto y séptimo, respectivamente) fueron producto de los esfuerzos, pasión y buen tino del ganadero Juan Pablo Corona.
Dicho sea de paso, los aficionados corrimos también con mucha suerte; porque si bien, a los Diegos del último cartel, Ventura y San Román, no les favoreció el destino de haberse llevado ejemplares como los de Macías (los del rejoneador era de La Venta del Refugio, por cierto, en vez de haber lidiado el encierro completo de San Constantino, que ahí estaban los dos sobreros en los corrales), su entrega y responsabilidad nos regalaron un par de actuaciones de cada uno, para recordar por mucho tiempo.
La entrega sin cortapisas del caballero español, nos demostró que cumple a cabalidad su responsabilidad, como figura del toreo. ¿Y qué lo sacó a flote? Su valentía, su buen toreo y su impecable doma. Con los bovinos toreados a la mínima distancia de sus cabalgaduras, nos emocionó en sus dos actuaciones, en las cuales destacaron sus banderillas al quiebro, las de poder a poder y el llevar en vuelta y media al ruedo, con toro prendido, alternando los lados.
Desgraciadamente, no estuvo acertado en la suerte suprema con sus dos toros y perdió el triunfo con el rejón de muerta. Sin embargo, el público le reconoció el esfuerzo, al llamarle al tercio a recibir ovaciones. Desconozco el sabor de boca que Ventura tiene en este momento, pero el del público es aún dulce y emocionado tras su paso por esta plaza.
Otro que vio pasar un gato negro (¡chacos!) fue el queretano San Román. Así que no hubo otro camino que rifarse el físico. Y a fe buena que San Román echó mano de su hombría para responder a las expectativas de una plaza que lo tiene en su aprecio. Estuvo a punto incluso de sufrir un gravísimo percance con el segundo de su lote, un toro bien armado que lo enganchó de frente y horriblemente lo zarandeó por los aires.
Un alfiler no cabía entre los muslos de San Román, y los pitacos del de San Constantino. Para más inri, sepultó un espadazo arriba hasta las cintas, que hizo rodar patas arriba a "Chirindongo" y fue así como el queretano cortó una merecidísima oreja.
"Gordito", número 556, con 505 kilos, que le correspondió en segundo sitio al de Aguascalientes fue un toro de esos mexicanos que se sueñan: cárdeno, precioso de hechuras, sin excesos –ni de romana, ni de pitacos– que hizo una alegrísima salida de frente, hasta el burladero de la contra querencia, con ese "gateo" que le llaman los españoles al toro que embiste despacio, con los pitones planeando por la arena y que exigen lo máximo de un torero.
De su valor, de su temple, de su largueza, en distancia y en conocimientos, para cuajar esa mexicanísima embestida, Arturo le hizo los honores, aunque, para ser honestos, le faltó un poquito más para estar a la altura del pupilo de San Constantino, y como no atinó a estar fino con la espada, dejó escapar el triunfo.
Pero vino el tercer golpe de suerte: el obsequio de otro gran toro: "Guapito", número 497, con 500 kilos, el que en el primer tercio no evidenció lo que sería en el tercio de muerte: noble, con prontitud, fijeza, recorrido y son, con el que –ahora sí– Macías consiguió templarse mejor y acoplarse con las grandes condiciones del de San Constantino.
El público visitante, sobre todo, a gritos pedía el indulto del ejemplar en cuestión, mismo que no fue concedido. El hidrocálido sepultó un espadazo tan espectacular como bien ejecutado, para llevarse un par de orejas a su espuerta y conseguir la salida del coso en volandas con el ganadero, que debutó en la plaza de su tierra con el pie derecho. ¡Enhorabuena por este gran triunfo a torero y ganadero!
Ficha
Guadalajara, Jal.- Plaza "Nuevo Progreso". Quinta y última corrida de la temporada. Media entrada en tarde agradable. Dos toros de La Venta del Refugio (1o. y 4o., para rejones), y cinco de San Constantino (7o., como regalo), que sustituían a los del hierro titular de Fernando de la Mora, bien presentados en su conjunto, de los que destacaron el 5o. y el 7o., éste último premiado con arrastre lento tras una fuerte petición de indulto que no fue concedida. Pesos: 465, 505, 500, 510, 505, 490 y 500 kilos. El rejoneador Diego Ventura: Ovación en su lote. Arturo Macías (malva y oro): Oreja, ovación y dos orejas en el de regalo. Diego San Román (azul pavo y oro): Ovación y oreja. Incidencias: David Vázquez saludó una ovación tras una buena vara durante la lidia del 7o. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio a la memoria de nuestro compañeros Felipe Pescador y de Roberto Cobos, dueño de la cuadra, fallecidos en los últimos días.
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