Generó interés el mano a mano de los triunfadores de la Plaza México, que se reflejó en la entrada y en algunos pasajes de rivalidad en quites, aunque quizás el ambiente no terminó de romper por el juego del encierro de Caparica, caracterizado por su escasez de raza.
Y si bien el quinto y último de la noche tampoco estaba sobrado de ella, mansurroneando en el caballo, lo cierto es que llegó a la muleta con clase en la embestida, y le permitió a Sergio bordar el toreo al natural una vez que logró extraer de uno en uno los pases y obligar la acometida, aprovechando cabalmente esa buena condición del novillo.
Gusto y regusto también en los remates con el forzado de pecho, no en línea recta sino obligando al novillo a ir más allá. Y aunque la espada quedó un tanto trasera y perpendicular, la gente supo captar que el trasteo merecía más premio que las orejas sueltas concedidas antes en el festejo; siendo así, las dos orejas premiaron con justicia esta muestra de cualidades en ciernes de Sergio Flores.
En su primero, un novillo que salía suelto, realizó una faena riñonuda aunque no exenta de detalles de gusto, como las verónicas de recibo o varios muletazos sueltos, que remató con una emocionante serie de bernardinas, previas a una estocada meritoria donde hubo de hacerlo todo. El esfuerzo le redituó el corte de su primera oreja del festejo.
Otro trofeo paseó Santiago Fausto en el primer novillo de su lote, que también mansurroneó en varas y al que le faltó transmisión. Ya en éste comenzó el pique de quites, ya que Sergio esbozó un par de verónicas lentas a lo que Santiago replicó por tafalleras. Luego en la muleta trató Santiago de poner la emoción que se echaba en falta en las embestidas del novillo, que para más inri terminó distraído.
Terminó su faena por manoletinas y con una estocada entera, ligeramente contraria y con travesía, hecho que no impidió que la gente valorara el esfuerzo y pidiera la oreja.
Un tanto de lo mismo pasó en el segundo de su lote -también sin transmisión-, en el cual el mano a mano de quites fue por gaoneras, que por supuesto despertó el ánimo en el tendido. Lo sobresaliente de la faena llegaría en una serie por el lado derecho, por donde Santiago logró acoplarse más. Un pinchazo y estocada fueron el previo a una salida al tercio.
Abrió plaza a caballo Moisés Manzur, que comenzó clavando con tino tres rejones de castigo que quedaron en buen sitio y le fueron aplaudidos. No mantuvo el tono en banderillas, un tanto atrabancado y sin conseguir clavar en el mejor de los sitios. Se dio sin embargo la vuelta al ruedo junto a los Forcados de Juriquilla, que hicieron una pega lucida al primer intento.