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"Santo que no es visto, no es adorado"

Domingo, 02 Ago 2009    Ecatepec, Estado de México    Juan Antonio de Labra / Enviado          
San Cristóbal

Los santos venerados en la feria norte del Distrito Federal ceden la estafeta en unos cuantos días para la celebración de corridas de toros, y ahora, después de San Pedro Xalostoc, tocó turno a San Cristóbal Ecatepec, una de las cabeceras municipales más pobladas del país, con más de 1 millón 680 mil habitantes.

A diferencia de la impecable presentación de las dos corridas lidiadas en Xalostoc –una de Jaral de Peñas y otra de La Cardenilla–, aquí se echó en falta mayor trapío en los ejemplares de la ganadería tlaxcalteca de Atlanga, vacada que ya en la última década del siglo XIX se anunciaba en los carteles de toros.

Y desde hace algunos años, su dueño, Emilio Rodríguez, al que apodan por herencia El Cuixtle, está padreando sementales de Reyes Huerta y Fernando de la Mora. De ahí que dos de los ejemplares del encierro fueran de capa berrendos en negro, alunarados.

Sin embargo, esos comentarios halagüeños que había escuchado del juego que están dando los toros de Atlanga, no pude corroborarlos debido a la ausencia de fijeza y casta que desarrollaron sus toros en este festejo.

En este sentido, los toreros se vieron obligados a sacar a relucir recursos y entrega para solventar una papeleta que tenía sus complicaciones, y al final el mejor librado de los tres espadas del cartel fue Israel Téllez, cuya afición y profesionalismo le granjeó un triunfo simpático –que hizo juego con su carismática sonrisa– en una actuación con matices interesantes.

El de Uriangato tuvo la suerte de sortear al toro más potable del encierro, corrido en quinto lugar, uno de los dos berrendos que bajaron del camión. Y a base de alegría y variedad, inclusive con las banderillas, brindó espectáculo y aunque no estuvo del todo fino con el acero, cortó dos orejas que paseó entre los múltiples gritos de algarabía de las muchachas que había en la plaza, que piropearon sin descanso al valiente moreno de pelo ensortijado.

En contraparte, el segundo fue un toro corto de cuello y construido cuesta arriba que pegaba arreones y más tarde terminó defendiéndose. Israel le robó pases de valía, sobre todo por el pitón derecho, antes de despenarlo de pinchazo y media estocada en lo alto, para cortar la primera oreja de la tarde.

El otro berrendo de Atlanga saltó al ruedo en cuarto lugar, y tocó en suerte a Fermín Spínola como segundo de su lote. El toro llegó deslucido a la muleta y con peligro sordo, pues pasaba mirando al torero y sin emplearse en la tela. Fermín se afanó en someterlo y, de uno en uno, le dio pases de valía para cortarle una oreja de ley tras colocar una excelente estocada, de esas que suele recetar a menudo.

El toro que abrió plaza tampoco ofreció demasiadas opciones, pues pasaba con sosería y se puso andarín hacia mitad de la faena. Spínola le hizo un trasteo deshilvanado que no caló en el tendido.

El más joven del cartel, Paúl Cortés, surgido de una localidad vecina denominada Santa María Tulpetlac, demostró una actitud digna de encomio, porque sacó la casta delante del sexto, que desarrolló genio, para realizar una lidia variada con el capote, que incluyó un entonado quite por tafalleras, y más tarde una faena recia en la que fue volteado aparatosamente.

Paúl se levantó sin mirarse la ropa y dio algunos naturales con temple, antes de volver a la mano derecha para desengañar una embestida que nunca se entregó. A la hora de matar colocó una buena estocada, en la que se fue derecho tras de la espada, pero el toro tardó en doblar y hubo necesidad de darle hasta tres golpes de descabello antes de pasear una merecida oreja.

El tercero de la tarde, que era el más bonito de todos, hizo una salida muy emotiva y se defendió a las primeras de cambio, impidiendo a Cortés cualquier tipo de floritura.

En un par de semanas, el lunes 17 de agosto, San Cristóbal entrega el mando a Santa Clara, adonde acudiré gustoso para ver una corrida en la que actuarán Guillermo Martínez, José Mauricio y Pepe López, con toros de San Martín.

Santos y más santos, por aquí y por allá; así que habrá que ir a ver toreros gallardos que se tienen que dejar ver cerquita de la capital, porque bien dicen que "santo que no es visto, no es adorado".

Ficha

San Cristóbal Ecatepec, Estado de México. Casi lleno en tarde soleada y calurosa. 6 toros de Atlanga, chicos y complicados en líneas generales, salvo el 5o. que fue el más toreable y recibió la vuelta al ruedo. Fermín Spínola (sangre de toro y oro): Palmas y oreja. Isratel Téllez (verde manzana y oro): Oreja y dos orejas. Paúl Cortés (gris perla y plata): Palmas y oreja. Tras la lidia del 5o., Téllez dio la vuelta al ruedo con el ganadero Emilio Rodríguez.


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