Ni me solaza, ni me enorgullece, ni me place tener qué decir: "Qué tiempos aquellos, señor don Simón". Cuando era Guadalajara ejemplo de trapío en los encierros que se lidiaban en su emblemática plaza "Nuevo Progreso", desde el antiguo coso de "El Progreso", enclavado en el céntrico barrio de San Juan de Dios.
Cuando por la exigencia, sus autoridades de plaza eran incluso antipáticas para ganaderos, apoderados o subalternos. Pero, en su momento, para todos ellos era motivo de presunción presentarse ante una afición con un nivel de exigencia ejemplar, pero que también sabía valorar las actuaciones. Por fortuna, no se ha perdido del todo, y aún se conserva el respeto de los criadores por presentar sus ejemplares como Dios manda.
Justo es decirlo: la terna de hoy actuaron con toda la responsabilidad que han mostrado a través de sus carreras. La faena del hidrocálido Arturo Saldívar al tercero de la tarde, un cárdeno, sí, bonito, aún a pesar de que "Pariente" fue protestado por la parroquia, su actuación fue capaz de acallar la inconformidad.
Comenzó la faena del tercio de muerte por estatuarios. El toro tenía recorrido y Saldívar supo engancharlo adelante… llevarlos ¡hasta allá! Con la muleta templada y muy baja. Remató con un cambio de mano muy celebrado.
También por el lado zurdo, el de Arroyo Zarco humillaba. Toda la faena en ese tenor la culminó con redondos por la derecha. Un par de dosantinas pintadas y manoletinas en los medios. Una estocada entera con tendencia propició que tardara en doblar el morito y que hubiera de echar mano de la espada de cruceta.
Unánime fue la petición del trofeo y un buen número de espectadores exigían el segundo apéndice.
Con el último de la tarde no hubo queso para las enchiladas, además que el público, por el tema del ganado, ya no tomó en cuenta el esfuerzo de Arturo, que tuvo una destacada actuación. Así que, atinadamente, abrevió su labor.
No hay duda, a la plaza "Nuevo Progreso" le gusta mucho el torero capitalino José Mauricio, que es uno de los fieles intérpretes del toreo a la mexicana. La prueba estuvo cuando se abrió de capa con "Recuerdo", segundo de la tarde, con el que realizó lances fundamentales acompañando sabrosamente cada uno con la cintura, ante un ejemplar que fue muy protestado, pero José Mauricio fue capaz de superarlas y mantener el interés en su faena, de principio a fin.
Un quite combinado echándose el capote a la espalda –como mandan los cánones para ejecutar la gaonera– con caleserinas puso de pie al público tapatío. Faltaban más emociones todavía...
Para comenzar la faena de muleta, José Mauricio se llevó al buen ejemplar de Arroyo Zarco por delante, andando con elegancia, como hacía mucho no se miraba en los ruedos. Cuando el público se saboreaba una faena de aquéllas, el toro perdió su fuelle. El torero porfió, pero ya no fue posible faena alguna. Terminó su labor de un par pinchazos, una estocada entera, y dos golpes con el descabello.
Con "Entrañable", quinto de la tarde, el público aplaudió la forma en que José Mauricio bregó al toro para hacerse de él. En varas, el astado "cantó la gallina" y se volvió el único manso del encierro, además de complicado ¡Con todo y eso, el espada brindó su faena al cónclave!
Nos frotamos las manos. Y no nos equivocamos. Inició el trasteo por estatuarios, a pesar de la resistencia de "Entrañable" a embestir. José Mauricio –literalmente– tiraba del de Arroyo Zarco. Incluso llegó a tragarle parones de espanto. A estas alturas era claro quién mandaba en el ruedo. Por lo que, a regañadientes, pero el toro obedecía.
Abrochó por manoletinas y abaniqueo por la cara. Enseguida, se perfiló el espada y vino el doloroso ¡Aaaaay! Por el pinchazo. Luego vino una entera que bastó. José Mauricio mantuvo -dispense usted la expresión- su muy alto rating en Guadalajara.
No cabe duda. El público tapatío fue muy cariñoso con Pedro Gutiérrez Lorenzo "El Capeíta" (perdón, matador), como cariñosamente se le llama en esta tierra. Pero él definitivamente corresponde con su honrada entrega, y claro, se le vio contento, a pesar que fue hoy su despedida.
Le correspondió el primero de la tarde, el de más romana del encierro. Se abrió de capa por sabrosas verónicas, para luego colocar de largo al caballo en varas, un precioso colorado, salpicado de los cuartos traseros, y engatillado de astifina cuerna. "Rio Viejo" tuvo muchas virtudes: fue noble, pronto, obediente, pero muy justo de fuerza. Pedro lo llevó muy bien toreado. Con temple y dimensión, pero la falta de brío no permitió que luciera el buen toreo de Gutiérrez Lorenzo. Pinchazo y estocada entera.
El cuarto de la tarde, segundo de su lote, no se prestó en el primer tercio. En el segundo echó la cara arriba a los banderilleros. El torero trató de someterlo muy por abajo y largo en la muleta al inicio del trasteo muleteril, pero "Siempre fiel" calamocheaba y rebrincaba en el viaje. Aun así, Capea se apretó los machos, y acompañado por las sentidas notas musicales de "Las golondrinas" se granjeó sentidos olés de la afición de Guadalajara. Al concluir la faena, la afición le hizo tomar una cariñosa vuelta al ruedo.
Para el domingo próximo, a las 16:30 horas, la empresa ha anunciado un encierro de Barralva para el hispano Antonio Ferrera, Antonio García "El Chihuahua" y el jalisciense Román Martínez. De esos carteles que echan lumbre.
Ficha Guadalajara, Jal.- Plaza "Nuevo Progreso". Segunda corrida de la Temporada Grande. Toros de
Arroyo Zarco, de presencia y juego desigual, ligeros de romana, protestados de salida 2o. y 3o. Pesos: 505, 472, 472, 475, 485, 480 kilos.
Pedro Gutiérrez Lorenzo "El Capea" (grana y oro): Palmas y vuelta.
José Mauricio (burdeos y oro): Palmas tras aviso, y ovación.
Arturo Saldívar (sangre de toro y oro): Oreja, y palmas. Incidencias del festejo: Por las fechas patrias, previo al paseíllo, se llevó a cabo una emocionante ceremonia de Honores a la Bandera, con la escolta y la banda de guerra de la XV Región militar, en la que la plaza entera cantó nuestro Himno Nacional. El banderillero
Fernando García fue llamado al tercio en el 2o.