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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 06 Oct 2016    Ciudad de México    Juan Antonio de Labra | Opinión   
Sobre la estructura de la defensa de la Fiesta
El Tribunal Constitucional de España está a punto de revertir la prohibición de la tauromaquia en Cataluña, y ello debe representar un importante antecedente para el toreo en otros lugares. Seis largos año lleva este juicio inmerso en un lento proceso legal, pero al final valdrá la pena porque reivindica la lucha por el respeto a los derechos de los taurinos.

Y así como en su día el golpe mediático de la prohibición de los toros en Cataluña fue la punta de lanza que proyectó el ataque antitaurino al resto del planeta de los toros, esta medida debe servirnos para llevar a cabo un contraataque mediático que contravenga ese talante autoritario y dictatorial que algunos gobiernos pretenden imponer en contra de la tauromaquia.

La resolución del Tribunal Constitucional será un ejemplo de cordura jurídica entre aquellas instancias que promueven la prohibición de los toros en distintas ciudades de México, y para que se tome nota de la recomendación hecha en España por dicha instancia de gobierno.

Queda claro que los taurinos no solemos tener bien estructurada una argumentación de la defensa de la Fiesta, en virtud de que nunca supusimos que iba a llegar el día en que la revuelta antitaurina iba a ser tan contundente como la que estamos padeciendo en la actualidad.

Y aunque hemos tenido que ir aprendiendo sobre la marcha, sí sería recomendable que el aficionado de a pie tuviera a la mano diversos argumentos -de sencilla comprensión- para poder defenderse en cualquier foro, que muchas veces es una simple discusión familiar o en su centro de trabajo al respecto de un tema que cada día genera más controversia.

La absurda tendencia animalista que permea en el mundo, auspiciada para las grandes multinacionales que se dedican al negocio de las mascotas, alienta esta forma de vida en la que se pretende equiparar al animal con el ser humano, y por tanto, en un esquema propagandístico como éste, la tauromaquia se convierte en un espectáculo que no encaja en esta corriente de pensamiento.

Pero es el momento de hacerle saber a los políticos, como se hará en breve en España, que el Estado no puede tutelar aspectos que son inherentes a la cultura o a la tradición de los pueblos, ni tampoco debe tomar decisiones arbitrarias que vayan en contra del desarrollo de la libre personalidad, como es el caso de prohibir que los menores entren a las plazas de toros argumentando, sin pruebas, que eso genera una educación mental desviada.

No existe ningún estudio científico documentado que revele el hecho de que presenciar una corrida de toros afecte sicológicamente a los niños. Cuando un menor acude a una plaza comprende el contexto de la lidia, y a lo largo de muchas generaciones en las que se ha transmitido la afición taurina, queda claro que no tiene ningún efecto sicológico inapropiado, como el que hoy día quieren hacer creer los antitaurinos a los legisladores y a la sociedad.

Ya va siendo hora de que la organización de la defensa de la Fiesta en México tenga una estructura sólida y convincente, así como una comunicación adecuada, persuasiva, tenaz, que utilice argumentos de peso alrededor de la libertad y el respeto, que al final es el meollo de todo este asunto que ha despertado tanta polémica.

En una sociedad democrática que no pretende ser solamente electoral, como la que se vive en México, la intención es poder conciliar los intereses de todos para convivir en armonía. La obligación esencial de los políticos es escuchar y atender las exigencias de las minorías y legislar para ellas, porque al final, jurídicamente, siempre son las más vulnerables.

Así que hay mucho trabajo por hacer, y existe un considerable número de personas interesadas en ayudar a la Fiesta, con el orgullo de alcanzar un respeto a través de estos aspectos jurídicos que son la base argumental de su defensa.

Sin embargo, la puesta en marcha de un esquema mediático trascendente, que toque las fibras sensibles de los indiferentes, incidiría en generar la solidaridad necesaria de aquellas personas que pueden inclinar la balanza a nuestro favor, al razonar que se está cometiendo un atropello a la libertad de nuestros derechos. Y es ahí donde debemos enfocar nuestra capacidad de convencimiento.


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