El maestro Eloy Cavazos y el pequeño Juan Pablo Llaguno han resultado los máximos triunfadores del festival taurino con causa, que con un éxito rotundo en taquillas y en lo artístico, se realizó esta tarde en el Palacio del Arte de Morelia.

El maestro Eloy Cavazos realizó un trasteo muy a su estilo; una faena corta pero muy emotiva  que con el sello de la casa tuvo muletazos por derecha y la clásica regiomontana como colofón. Falló con la espada al primer viaje, pero colocó una estocada en la segunda oportunidad para recibir dos orejas, y con ellas la entrega total del público moreliano.

Otro que ha dejado más que grato sabor de boca es el niño torero Juan Pablo Llaguno. Desde que se abrió de capa dejó en claro que en él hay sangre torera, mostrando una escuela envidiable al lancear impecable a la verónica y por chicuelinas. Con la muleta corrió la mano largo y sabroso por el perfil derecho, tandas templadas con un público entregado en su totalidad.

Simuló la suerte suprema y recibió las dos orejas y salió en hombros al lado del maestro Eloy Cavazos.

Ignacio Garibay se la jugó con un toro de bella estampa pero de malas ideas, que se agarró al piso y exigió enormemente las cualidades técnicas del torero, que se desbordó en entrega y voluntad, y se metió en los terrenos del toro para sacarle muletazos de gran valía en un trasteo poderoso y de mucha inteligencia que provocó la entrega de los aficionados. Mató al segundo viaje y recibió una oreja más que merecida.

El torero de Tacuba, Manolo Mejía, estuvo francamente bien. Con capote lanceó a la verónica y por mandiles; luego de varas quito por chicuelinas y de forma magnífica cubrió el segundo tercio para unificar la ovación del tendido.

Con la franela se encontró con un buen ejemplar que le permitió lucir por ambos perfiles. Manolo se acopló pronto a las buenas condiciones del toro y agradó en serio al respetable. Lamentablemente se puso muy pesado con la espada y escuchó dos avisos, pero el público, consciente del buen quehacer del torero, le ovacionó con cariño cuando saludó en el tercio.

Christian Aparicio también cortó una oreja producto de una faena de destellos artísticos ante un ejemplar bravo y emotivo, lo aprovechó bien el torero y consiguió brillar para también al segundo viaje despachar al sexto de la función y pasear el trofeo conseguido.

El poeta del percal, Teodoro Gómez, con un astado bien presentado, el más hecho del festejo, de la ganadería de Real de Saltillo, lanceó bien a la verónica, con cadencia y ritmo, lances perfectamente acoplados al viaje emotivo y bravo del toro.

Con la muleta en el último tercio estuvo valiente y acertado en la lidia; el astado volvía pronto y con brío reclamaba las mejores condiciones del moreliano que estuvo bien, imponiendo condiciones hasta conseguir dos series interesantes por derecha, llegaron los desplantes y con ellos el reconocimiento. Perdió los trofeos por fallar con el acero y discretamente se retiró al callejón.

El rejoneador Rodrigo Santos no tuvo una buena tarde, ya que no estuvo acertado al clavar banderillas, y además sus caballos fueron alcanzados por los pitones de su enemigo hasta en dos ocasiones. Se superó con dos ejecuciones casi al final de su labor. Los Forcados Mexicanos lograron la pega al segundo intento, en otra buena actuación de este importante grupo.