Miguel Ángel Perera se hizo con el cetro del toreo, y avanzó un paso adelante en ese afán de seguir abriéndose camino como figura del toreo de manera independiente, sobre todo ahora que el llamado G-5 –del que también forma parte el extremeño– no ha conseguido reivindicar su postura ante las grandes empresas con las que se han enfrentado.
Así que hoy, Perera despejó cualquier duda y lo hizo de una manera categórica, dando un puñetazo de autoridad sobre la mesa desde el mismo momento en que se apuntó a una ganadería dura, como es la de Adolfo Martín, en un cartel que no revestía el relumbrón de las tardes que suelen decepcionar desde antes siquiera de que las figuras hagan el paseíllo.Y de esta manera, con dos faenas muy distintas, pero basadas ambas en ese valor sereno tan importante y un poder en las muñecas que es digno de riguroso estudio,
Miguel Ángel devolvió la ilusión a los miles de aficionados que acudieron a Las Ventas esta tarde que ya quedará inscrita en los anales del coso de la calle de Alcalá.
Si ya en el tercero, un toro complicado, que rebañaba peligrosamente,
Perera había demostrado que venía a dejarse la piel sobre la arena, en un trasteo de mucho compromiso en el que se mascó la voltereta, en el sexto aprovechó el fondo de nobleza del "adolfo" para torear con mucha hondura, sobre todo con la muleta en la zurda.
Y de esa izquierda prodigiosa salieron unos naturales tersos, ceñidos, llevando al toro embebido en la tela y abriendo el pico del engaño desmayadamente hasta el final para rematar los muletazos por debajo de la pala del pitón de “Revoltoso”, el sexto de esta interesante corrida isidril.
Seguro desde que brindó al público, consciente de que su obligación consigo mismo era dar otro campanazo en Madrid,
Perera fue construyendo una faena muy sólida que arrancó clamorosos olés del tendido, esos de los espectadores que disfrutaron viendo torear al de la Puebla del Prior con un gran asentamiento de zapatillas y mucho empaque.
Con la misma templanza con la que había estado delante de "Revoltoso",
Perera montó el acero y se fue derecho a buscar el hoyo de las agujas, colocando una estocada entera, un poquito trasera, que hizo rodar al voluminoso toro de 590 kilos sin puntilla en escasos segundos.
Y la plaza se puso en pie y sacó sus pañuelos en demanda del doble premio, ese que a veces se escamotea a los toreros de fea manera y que hoy, sin embargo, llegó como un bálsamo de felicidad a una feria en la que cuesta mucho dinero ir todas las tardes para ver un día salir a un torero por la puerta grande, como lo hizo
Miguel Ángel Perera con una amplia sonrisa en la boca y satisfecho del deber cumplido.
Ojalá que esta doble llamada de atención le sirva para volver a plazas de México, donde ya ha triunfado con fuerza y demostrado que se trata de un torero que hoy día se encaramó a lo más alto del toreo.
A la par de la profesionalidad con la que
Perera asumió el reto de matar esta corrida de
Adolfo Martín, también sus compañeros de cartel hicieron un esfuerzo para aprovechar las escasas embestidas buenas que les regalaron los toros del sobrino de
Victorino.En dicho sentido, fue la torería de
Diego Urdiales la que preñó el ambiente de un exquisito aroma, el que dejó con el noble quinto, un toro que no repetía las embestidas y al que el torero de La Rioja le hizo una faena de muchos quilates, pausas, y dándose una gran importancia a la hora de sacarle muletazos de una sublime calidad.
De uno en uno, Diego hizo temblar las cuerdas más sensibles del aficionado conocedor, pues su tauromaquia está dotada de esencia, esa que a veces se pierde de vista en aras de buscar el triunfo de la manera más burda, aquella que se acerca más al mal torear que al toreo que perdura.
Así va a perdurar esta obra de arte de
Urdiales, que deja claro que está puesto y dispuesto a entrar en las grandes ferias por derecho propio y, más aún, porque se trata de un torero que tiene mucho que decir.
Maltrecho por el accidente de tránsito que sufrió hace una semana,
Antonio Ferrera no se dejó en el tintero nada, y al toreo que abrió plaza lo toreó con un solvente oficio, el que ha adquirido a lo largo de una trayectoria marcada por la constancia.
A pesar de las complicaciones y el genio que desarrolló el "adolfo", el otro extremeño del cartel, hasta se dio el lujo de banderillearlo en distintos terrenos con mucho arrojo, y luego le pudo en una faena de torero macho.
En el cuarto volvió a intentar hacer las cosas bien, pero el toro no tenía prestaciones al lucimiento y, una vez más,
Ferrera sólo consiguió mostrar su bien aprendido oficio, hecho que fue reconocido por un público que es muy receptivo a su toreo.
Con la puerta abierta de par en par y los jaloneos finales de un público rendido a la hondura de
Perera, culminó una tarde más de la Feria de San Isidro en la que mañana están anunciados
El Juli, Iván Fandiño (otro de los pocos toreros que, conjuntamente con
Perera han salido a hombros en este ciclo) y
Alejandro Talavante, con toros de la familia
Lozano, con el hierro de
Alcurrucén.Vamos a ver qué tienen que decir otros dos espadas del G-5, como son
El Juli y
Talavante, y observar si, al igual que
Perera, Fandiño consigue otro triunfo consecutivo. La cosa está muy interesante para esta tradicional Corrida de Beneficencia en la que se espera la presencia del rey
Juan Carlos, según la costumbre en este festejo,
en su primer acto público tras haber anunciado que abdicaba al trono, apenas hace unas cuantas horas.
Resumen de video corrida de Las Ventas de Madrid (canalplus.es)