El día de ayer, 29 de marzo, conmemoramos una efeméride importante para la historia del toreo mexicano. Hace justamente cien años, en 1914, Juan Silveti Mañón debutó formalmente como novillero, en la Ciudad de México, día en el que inició la leyenda de una estirpe que continúa hasta el día de hoy.

El llamado Tigre de Guanajuato, tronco de una de las dinastías más importantes en la historia de la tauromaquia, ya había toreado en público en la ciudad de Celaya, pero esta tarde del 29 de marzo de 1914 en el Toreo de la Condesa, es considerado su debut formal como novillero.

Aquella tarde de hace cien años, Silveti Mañón compartió cartel, en una corrida mixta, con el matador Eligio Hernández "El Serio" y el también novillero Ignacio Gómez, ante ganado de Santín. Silveti dejó gratas sensaciones y le cortó las orejas a sus enemigos.

Nacido el 8 de marzo de 1891, Juan Silveti tomó la alternativa el 16 de marzo de 1916, en la misma plaza de El Toreo, en la Ciudad de México. Fue su padrino Luis Freg, en mano a mano, con una corrida de Piedras Negras. Inmediatamente, viajó a Europa, donde tomó la alternativa española.

Esta tuvo lugar el 18 de junio de 1916, en Barcelona, nuevamente de manos de Luis Freg, ante toros de Joaquín Pérez de la Concha. Confirmó en Madrid el 8 de abril de 1917, llevando como padrino a Rafael Gómez "El Gallo", ante un encierro de la ganadería de Salvador García de la Lama.

La última corrida de El Tigre de Guanajuato tuvo verificativo el 24 de junio de 1945, en Tecuola, Nayarit, festejo en el que alternó con su hijo, Juan Silveti Reynoso, que después se convertiría matador de toros y continuador de la dinastía Silveti. Murió el 10 de septiembre de 1956, a la edad de 65 años.

Juan Silveti Mañón encabeza la dinastía en la que hoy, Diego Silveti, es el quinto matador de toros y cuarto en línea directa. Juan Silveti Reynoso, David Silveti y su hermano, Alejandro Silveti, conforman esta familia de toreros mexicanos que sigue adelante.