El joven novillero hidrocalido Alain de Mora cortó la única oreja de la tarde al primero de su lote, cuyo nombre fue “Gaditano”, al que recibió con verónicas a pies juntos, y al que más tarde hizo un quite por chicuelinas que tuvieron emoción porque fue empitonado sin consecuencias.

Con la muleta inició su faena por alto, sacando al astado a los medios, corrió la mano derecha con mucha voluntad, por el lado izquierdo logró arrancar algunos pases de buena factura, terminó su labor con una valiente serie por bernadinas. Montó el acero y se tiró a matar con mucha decisión, poniendo el pecho por delante, y logrando una certera estocada que le valió la única oreja concedida durante el festejo.

Con el que cerró plaza, de nombre “Buscabullas”, el novillero local, que tiene muy poco rodaje, se mostró voluntarioso y buscó agradar al respetable sin lograr trascender a los tendidos. Después de una breve labor muleteril estuvo eficaz con la espada y se retiró entre palmas.

El leonés Mario Toledo apuntó cosas buenas y trató de agradar en todo momento. El inicio de su faena fue con ambas rodillas en la arena, en un sano afán de entrega. Consiguió algunos momentos interesantes, pero no estuvo fino a la hora de matar.

También su labor delante del cuarto fue emotiva desde que saludó al novillo con una larga cambiada de rodillas, pero la faena de muleta decayó porque el novillo vino a menos.

El colombiano Fernando Alzate se enfrentó en primer término a “Viajero”, al que lanceó a la verónica a pies juntos, moviendo armónicamente los brazos. Los albores de su faena fueron con un ajustado cambiado por la espalda y luego toreó por ambos lados. Instrumentó una serie por dosantinas que le fueron coreadas, pero estuvo errático con la espada y dejó escapar un apéndice.

Con el quinto de la tarde estuvo otra vez voluntarioso, pero la escas transmisión del novillo no le permitió hacer crecer la faena y sólo pudo demostrar su entrega