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Aguilar o el triunfo de la entrega

Domingo, 03 Sep 2017    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Foto: Sergio Hidalgo          
Miguel Aguilar le cortó las dos orejas al segundo ejemplar de su lote

La palabra "entrega" denota aquello que siempre debe mostrar un novillero en el ruedo, hambre de ser que conduzca a un triunfo como el que logró Miguel Aguilar la tarde de este domingo en la Plaza México al cortarle las orejas al novillo de Caparica que lidió en segundo término, galardón que le valió salir a hombros.

Más allá de terminar por pulir aspectos técnicos y seguir desarrollando el oficio, pues estamos hablando todavía de un novillero sin caballos, Aguilar puso el alma en el ruedo y cuajó muletazos que tuvieron hasta cierto desgarro, lo cual en definitiva caló en el ánimo del público.

El novillo de Caparica contó con un comportamiento interesante, pues si bien es cierto se rajaba y buscaba tablas con un dejo de mansedumbre, tenía transmisión en las telas y repetía con buen son al dejársele puesta la muleta y no contradecirlo en sus terrenos. De hecho, hubo para “Torero” una marcada división de opiniones en el arrastre.

Un par de naturales de bella factura adornaron un trasteo derechista que no estuvo exento de variedad. Como una flecha se fue tras la espada y consiguió el hidrocálido una gran estocada, de tal forma que las dos orejas concedidas por el juez no le fueron protestadas en lo absoluto, aunque en nuestra humilde opinión el segundo trofeo nos parecía  poquito excesivo en un primer momento.

Algunas lágrimas rodaron por las mejillas de Aguilar al pasear las dos orejas, llanto en el que expresó sin palabras toda la entrega que había desplegado en el redondel capitalino.

Ya ante su primero había dejado trazos de fina estampa. Este astado fue bueno y tuvo calidad, por lo que esa conjunción se tradujo en instantes que hicieron presagiar una faena de altos vuelos que no terminó por redondearse, aunque el chaval salió al tercio tras petición de oreja.

Notorios son los avances que ha mostrado Juan Pedro Llaguno esta tarde, más allá de no haber triunfado. A su primero le recetó muletazos de fino dibujo y verticalidad, incluso con cierto aroma y aires sevillanos. Al queretano se le va más también más solvente y toreado, pues vaya que del otro lado del Atlántico ha realizado una campaña exitosa.

En la punta de la espada se dejó el triunfo delante de este primer novillo, pero ahí quedará la factura del buen quehacer y un concepto que se va forjando.

Su segundo manseó y en realidad poco se prestó para el lucimiento. Juan Pedro, que tiene mucho porte y planta de torero, hizo lo conducente para intentar obtener partido, pero el tema no logró remontarse.

Tato Loaiza pasó prácticamente inédito. El primero de su lote, descastado y huidizo, ocupó más tiempo dando vueltas alrededor del ruedo que fijo en la muleta del moreliano, que poco pudo hacer.

Su segundo parecía no tener mala condición, aunque vino a menos en el tercer tercio. A Tato se le notó contrariado, quizá algo apesadumbrado, y ya no lo vimos siquiera tan insistente delante de este ejemplar, que cerró plaza.

De esta manera, Miguel Aguilar abrió la puerta grande por primera vez en la temporada de novilladas. Ahí está un nombre más, sin olvidar a Juan Pedro Llaguno, que reiteramos hoy dejó un buen sabor de boca.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Segunda novillada sin picadores. Unas 2 mil personas, en tarde fresca, con algunas ráfagas de viento. Novillos de Caparica, bien presentados y de juego desigual. Pesos: 380, 388, 383, 430, 427, 388 kilos. Juan Pedro Llaguno (verde botella y oro): Palmas en su lote. Miguel Aguilar (verde hoja y oro): Ovación y dos orejas.  Tato Loaiza (blanco y oro): Silencio en su lote. Incidencias: destacó en la brega  Juan Ramón Saldaña, y en banderillas saludaron Juan Ramón Saldaña, Fernando Guerrero y Diego Martínez. Los nombres de los novillos fueron alusivos al matador Sergio Flores.


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