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Espectro Taurino: Responsabilidad compartida

Sábado, 23 Jun 2018    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
"...una preparación especial sobre aquello que se va a comunicar..."

En medio de la euforia futbolera que genera la celebración de la Copa del Mundo, en Rusia, surge la reflexión de la responsabilidad compartida que tienen los comunicadores deportivos con los taurinos, partiendo de la base de un conocimiento del tema.

Es triste observar que los periodistas, comunicadores o comentaristas, en realidad conocen poco del tema del que hablan, sobre todo tratándose el futbol de un área del periodismo especializado, el cual exige una preparación especial sobre aquello que se va a comunicar e interpretar.

Cierto es que en las diversas transmisiones o programas se cuenta con la presencia de expertos, como futbolistas o entrenadores retirados que aportan ese "punto fino", pero también es verdad que el periodista muchas veces "desinforma" ante su poco conocimiento del tema y genera una perspectiva equivocada entre la afición.

Y así como el comunicador futbolero debe estudiar para entender un poco de técnica y táctica, formaciones y sistemas de juego, la responsabilidad es compartida, por ejemplo, con el periodista taurino. Nosotros estamos en la obligación de tratar de comprender el comportamiento de un toro, conocer las bases de la técnica del toreo, historia de la cabaña brava e historia dela tauromaquia.

En el periodismo especializado no basta con saber comunicar, sino que el profesional debe entender aquello que va a dar a conocer, para hacerlo de una mejor manera y que el público lo comprenda. ¿Cómo voy a informar sobre algo que no entiendo?

Posteriormente, el profesional también cuenta con la otra faceta del periodismo, que es la de interpretar los hechos. En este sentido, la idea es ofrecer un punto de vista para darle entidad a lo sucedido y orientar la opinión del público hacia determinado aspecto, pero jamás engañando o dando una percepción falsa de los acontecimientos.

En este terreno, una obligación fuerte es la de ofrecer argumentos sólidos para sustentar una opinión, y no solamente decirla al aire. Aquí entra también el rigor de la especialización que el comunicador debe tener sobre el tema del cual opina, mismo que lo diferencia de los "opinólogos" de redes sociales, por ejemplo.

En un tema que genera polémica, mi percepción es que el periodista debe ofrecer una opinión y no colocarse en el papel de juez absoluto de la historia. Existe una línea bien definida entre una opinión y un juicio, pues éste último consiste en dictar sentencia definitiva.  Ahora bien, la opinión que se ofrece al público (la cual ciertamente no está exenta de crítica, pues la ética exige señalar aquello que consideramos no es correcto) debe estar bien fundamentada.

Siempre he creído más en la crítica constructiva que en la destructiva. Y ojo que digo "crítica", más no "criticonería", pues esto último carece de sustento o fundamento, y se acerca más al papel de juez absoluto de una historia en la que el comunicador es sólo un servidor y nunca el más importante.

Los periodistas no cambiamos el entorno o nuestro mundo. Simplemente informamos e interpretamos para que sean los públicos quienes determinen qué hacer, o bien las instancias correspondientes. Nuestra profesión es, reitero, de servicio.


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