El maestro Antonio Chenel "Antoñete" nació en Madrid el 23 de junio de 1932, en la efemérides que hoy recordamos, y debutó con caballos en 1951, en la plaza de Barcelona. El 5 de junio de 1952 se presentó como novillero en Las Ventas de Madrid.

El 8 de marzo de 1953, Antoñete recibió los trastos de manos de Julio Aparicio y bajo el testimonio de Pedro Martínez "Pedrés", ante el toro "Carvajal", de Curro Chica, ante un lleno en los tendidos de la plaza de Castellón para esta corrida que levantó una muy interesante expectación.

Confirmó el doctorado en la capital de España la tarde del 13 de mayo de 1953, de manos de Rafael Ortega y Julio Aparicio por testigo.

Justamente este escenario madrileño fue donde se consagró como gran figura tras cuajar al famoso "toro blanco", de Osborne, en 1966. "Atrevido" y Antoñete se fundieron en una de las faenas más recordadas de la historia del toreo, un trasteo larguísimo que encandiló a los aficionados.

Antes, en 1965, había abierto la puerta grande de este coso tras cortar dos orejas, triunfo que le redituó en contratos a lo largo y ancho de España. Esto le granjeó más contratos que en sus primeros años tras la alternativa pues logró torear más de 50 corridas en 1966 y 1967.

Sobrio y con una técnica muy depurada, paradigma del clasicismo en el toreo, Antonio Chenel Albadalejo tuvo una trayectoria marcada por la inconsistencia, debido a sus problemas de salud ocasionados por la fragilidad en los huesos, irregularidad que desterraba al tan sólo abrirse de capa con esa añeja torería.

En medio del triunfo y la gloria, pero también de los sinsabores, Antoñete se retiró de los ruedos y volvió en numerosas ocasiones. Y aunque iba y venía, su primera despedida fue en 1975, cuando se encerró con seis toros en Las Ventas. Tras un festival en Margarita, Venezuela, determinó volver a los ruedos y lo hizo en 1981, diciendo nuevamente adiós en 1985.

Pero el "gusanito" siempre estuvo ahí, lo que, aunado a la necesidad económica, le hizo volver en 1987, actuando sin despedirse formalmente hasta 1997. Sin embargo, volvió de nueva cuenta y se mantuvo toreando hasta el 2001. Burgos fue la última plaza que lo vio hacer el paseíllo, el 1 de julio de ese año; ahí terminó su trayectoria, pero nacía la leyenda; aquella tarde, se desvaneció luego de entrar a matar

Fue en el año de 1992 cuando comenzó a participar como comentarista en las transmisiones televisivas de corridas de toros, tanto en la Cadena SER como en Canal Plus, en compañía de Manolo Molés, lo cual siguió realizando con cierta regularidad hasta su muerte

Antoñete fue galardonado también fuera del ruedo, gracias al arte que manifestó siempre dentro de él. En el año 1992 le concedieron la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid, mientras que en 2001 le fue otorgada la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes.

Murió hace realmente poco tiempo, el 22 de octubre del año 2011, en el Hospital Puerta de Hierro, en Madrid, a los 79 años y como consecuencia de una bronconeumonía.