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La actuación de Joselito ante la prensa española

Domingo, 28 May 2017    CDMX    Redacción | Foto: Archivo   
Un recorrido por la opinión de diversos periodistas taurinos

A continuación ofrecemos un recorrido por diversos medios de comunicación en España para presentar las opiniones de la prensa sobre la actuación que tuvo ayer Joselito Adame en Las Ventas de Madrid, donde cortó una oreja al último toro del festejo.

Antonio Lorca (El País):

"Mala suerte la del joven Francisco José Espada y picardía la del mexicano Joselito Adame. El primero acabó en la enfermería al ser seriamente zarandeado por el toro de su confirmación; y el segundo cortó una oreja inesperada al sexto de la tarde al entrar a matar sin muleta, cobrar una estocada hasta la bola y salir volteado con la taleguilla desgarrada por el derrote de un pitón y el apuro de que le quedaron las piernas bajo del peso del toro, que cayó fulminado. Su osadía, su valor y su acierto le valieron el trofeo que no había ganado con la muleta.

"Joselito Adame mató tres toros y dijo no estar dispuesto a marcharse de vacío. Nada interesante realizó ante su primero, enclenque y soso, al que dio muchos pases ante la indiferencia general; otro toro inservible fue el que lidió por la cogida de Espada, parado y sin carácter; y el único que demostró algunas notas de nobleza fue el sexto.

"Brindó al público, comenzó con estatuarios, y el animal se derrumbó en la arena. Siguió con la mano izquierda y algún muletazo destacó sobre la sosería general. Insistió el torero mexicano y dibujo finalmente cuatro naturales muy templados, que levantaron los ánimos y envalentonaron a su protagonista.

"Tanto es así que vio cercana la oreja y no se le ocurrió mejor treta que tirar la muleta y lanzarse sobre el morrillo del animal a pecho descubierto. Salió trompicado y se salvó de milagro de la cornada, pero tocó el triunfo con la mano. Benditas locuras de los toreros… "

Rosario Pérez (ABC):

"Por el percance, Joselito Adame, además de rematar al primero, tuvo que dar cuenta luego de tres toros más. El segundo, que no era ningún dechado de guapura, desagradó desde su salida. El impresentable animal iba y venía sin clase alguna. Adame trasteó con oficio, pero entre los ´miaus´ y las protestas no hubo modo de levantar aquello.

"El mexicano ganó terreno con maestría en la bienvenida al más cuajado cuarto. Se atisbaba buen son en este ´Oropéndolo´ y el matador hidrocálido trató de amasarlo sobre la derecha en dos tandas de cierto eco. Cuando pasó a la zurda, el viaje era más corto por ese pitón. Adame buscó la templanza, se adornó con la trincherilla y la firma. En el regreso a la mano de escribir, no acabaron de encontrarse en un punto ni toro ni torero, ni las distancias ni el acople.

"Adame, figura en México, no quería marcharse en blanco de la grisácea tarde y se creció con listeza en el último, que apuntó calidad por el pitón izquierdo. Estatuarios de aperitivo del hidrocálido, que se centró al natural con dos series de suavidad y calado, exprimiendo con oficio, técnica y temple la clase de ´Omaní´, con una a pies juntos con sabor. Claro que a un sector lo que más le entusiasmó fue cómo recogió las telas perdidas en las bernadinas... ¡Qué cosas! La sorpresa llegó cuando se desprendió de la muleta en la suerte suprema y se tiró a matar a cuerpo limpio, con el alma y el corazón desnudos.

"A lo Galán y lo Fandiño, enterró un espadazo a cuerpo limpio, un cuerpo que acabó con erosiones múltiples al ser pisoteado por el toro. La entrega del torero y la emotividad de la escena desataron la pañolada y se ganó una oreja al valor, como militar mayor del ruedo en la jornada de las Fuerzas Armadas".

La Razón (Patricia Navarro):

"Un metro tenía de pitón a pitón el segundo, que se abrió la punta de las astas enseguida, pero le faltaba remate por detrás. Tuvo movilidad y nobleza después, aunque otra cosa era empujar de verdad detrás del engaño de Joselito Adame. La faena estaba condenada. Y así fue. Voluntariosa sin más.

"Mucha más historia tuvo dentro el cuarto, que fue noble y de buena condición, pero a pesar de la firmeza de la faena del torero mexicano la faena no conectó con el público y comenzó a pesar la falta de transmisión, la contundencia de la labor... No rodaba la tarde ni locos.

"Fue con el sexto con el que vimos a Joselito más relajado, más a gusto, más desprendido de tensiones. Tuvo el toro bondad y calidad aunque con el empuje justo. Quizá al natural llegó la mejor tanda, al final. Dentro de la corrección no conquistaba grandes glorias, pero apostó fuerte Adame y a matar o morir se desprendió de la muleta al entrar en la suerte suprema, resultó cogido, rota la taleguilla, hundió el acero y en tres segundos cayó el toro de manera fulminante, atrapando sobre sus patas al propio diestro al ser derribado. Todo muy volcánico, muy arrebatado, muy loco, aquella capacidad de salirse del guión hizo posible que paseara un trofeo. Y parecía imposible tal y como iba la tarde".

Zabala de la Serna (El Mundo):

"Como último saltó al ruedo un sexto con cierta armonía. Y tibia clase en su escaso poder. Joselito Adame remontó un derrumbe inicial del domecq a base del pulso de su izquierda. Los mejores muletazos de 120 minutos. Mucho temple en la palma de la mano. La gente regresó del limbo y se metió en la faena.

"A más los decibelios y los oles. Y a más con los ¡ayes! de las bernadinas ajustadas. De pronto, Joselito se desentendió de la muleta cuando perfilaba el volapié. Y como un hombre bala se lanzó contra los pitones, espada en ristre. La escena de escalofrío. El pitonazo en la ingle brutal. Como la voltereta. Bestial como el espadazo. Antonio José Galán en la memoria.

"De la escena tremenda rodó el toro muerto encima del cuerpo de Adame. Puro macho, el cabrón. No había sangre tras el boquete de la taleguilla. La raza de México enarbolada como bandera. La oreja tan de ley como la plata de su país. Qué bestia".

Íñigo Crespo (Aplausos):

"Oreja para Joselito Adame que encogió el corazón de Madrid con una estocada a ley entrando a matar sin muleta, tumbando al toro como una pelota, quedándose debajo del animal. Heroicidad del mexicano en Las Ventas. Esfuerzo sin mácula y sincero.

"Emoción contenida en Madrid. La faena frente a un animal manejable tuvo pasajes de templada ligazón, destacando los muletazos sobre la mano izquierda de frente. Valiente a carta cabal. Épica de Adame.

"Silencio para Joselito Adame frente al deslucido y descompuesto segundo, toro que embistió sin clase y rebrincado. Se lució el mexicano en un buen quite por saltilleras y cumplió en una faena sin opciones en la que puso dedicacion y esmero. Disposición, serenidad y templanza de Joselito Adame frente al cuarto, un toro noble pero sin clase ni ritmo al que cuajó una labor asentada y de excelente corte que no tuvo eco en el tendido por la poca transmisión del anima".

Paco Aguado (Agencia EFE):

La corrida se iba por el sumidero de la falta de raza y de clase de una horrenda corrida de El Torero, surtida de toros cornalones y de bastas y feas hechuras que se comportaron tan mal como les obligaba su físico. Y es que las hechuras son el espejo del alma del toro de lidia...

El aparatoso percance de Francisco José Espada al entrar a matar al toro de su confirmación de alternativa, que le prendió en el segundo intento y luego le pateó la cabeza cuando yacía inerme en el suelo, fue el primer impacto de una tarde que iba a rematarse con otro aún más inquietante, aunque de mejores resultados.

Y es que el mexicano Joselito Adame, precisamente con el segundo que le hubiera correspondido a Espada, decidió terminar su aseada el inteligente faena de una manera tan sorprendente como olvidada en el toreo moderno: tirando la muleta y yéndose solo con el estoque en busca del hoyo de las agujas, citando únicamente al toro con el envés de su mano izquierda.

No pareció una decisión premeditada, sino un rapto de inspiración y de arrebato como el que tuvieron sus paisanos Garza y El Soldado hace más de ochenta años también en Madrid, y que Adame se resolvió con éxito a pesar de que, como era de prever, el pitón del toro le golpeó fuertemente en el muslo, sin llegar a herirle, al tiempo que el estoque entraba hasta las cintas en el cuerpo del animal.

Del impactante y sorprendente encuentro salió derribado el torero, mientras que el astado, en el último arreón de su agonía, le buscó en la arena para cornearle, pero en el impulso sólo logró caer fulminado sobre Adame, al que su cuadrilla tuvo que sacar de debajo de todo su tonelaje.

Como un resorte, impactado y asombrado, el público sacó los pañuelos para pedir la oreja que premiaba, sobre todo, el peculiar final de una faena estimable en la que el mexicano, tan templado y con tanto oficio como mostró con su desrazado lote, aprovechó con buen gusto la noble aunque sosa embestida de ese sexto por el pitón izquierdo.


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