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Germán Urueña: 50 años de alternativa

Martes, 21 Sep 2021    CDMX    Redacción | Foto: Archivo GU     
El matador colombiano que lideró el escalafón novilleril en 1971
Hace 50 años, el 21 de septiembre de 1971, Germán Urueña alcanzó el sueño de convertirse en matador de toros en Logroño, España y aunque pudo continuar su carrera en Europa, un buen día decidió venir a México a probar suerte, sin pensar que se quedaría a radicar desde entonces.

"¿Ha visto usted un colombiano más mexicano?”, pregunta el maestro al iniciar la plática, una vez repuesto del susto del temblor que cimbró a la Ciudad de México hace unas semanas.

Nacido en Bogotá, Colombia, el 16 de septiembre de 1946, Urueña es feliz de pensar que en México su cumpleaños es un día feriado en su honor.  

"¡Viva Germán!", "¡Viva Urueña!", dice con singular alegría, recordando la noche del grito mexicano. Así, en este tenor de camaradería luego de no vernos hacía tiempo, el maestro colombiano poco a poco recuerda sus momentos de infancia y cómo es que empezó a ser torero.

"De niño, mis padres y mis cuatro hermanos, de los cuales solo quedamos tres, vivíamos en una finca en Armero Tolima, pero vino la violencia muy fuerte que hasta nos tenían amenazados de muerte y nos tocó huir a Bogotá, con una mano atrás y otra al frente. Con mi mamá frecuentábamos ir a las fiestas de Venadillo, donde soltaban toros criollos y desde ahí me pareció muy interesante este mundo de los toros", señaló.  

Ya instalados en Bogotá, estudiando la Primaria le tocó como compañero de salón Julio César Cáceres, sobrino del que fue figura del toreo Pepe Cáceres y quien ya desde niño comenzaba a entrenar.

"Julio César ya entrenaba y toreaba y me pegué con él y al lado suyo me creció más la afición. Debuté en el año de 1965 en Bogotá, en una novillada de seis toreros y toreé 13 novilladas seguidas, pero ya ha pasado mucha agua bajo el puente y ya no recuerdo la fecha", aclaró.  

Toreaba novilladas con picadores y sin picadores, a todo le iba y así llegó a ser novillero puntero en su tierra.  

"Un día recibí correspondencia de España, era Antonio García Maravillas, aquel que fue figura del toreo. Me decía en su carta que había estado en Colombia, con Pedrín Benjumea, y por lo visto le gustó bastante y me escribía preguntándome si quería que él me apoderara. ¡Y para luego es tarde, al año siguiente 1966 ya estaba yo en Madrid!", agregó.  

Pisó tierra un viernes a la capital española y al siguiente día ya estaba tentando con su paisano Óscar Cruz y Antonio Bienvenida en la finca de Baltasar Ibán, cerca de Madrid. Tenía entonces 14 años cuando llegó y a los 15 días toreó su primera novillada en San Sebastián de los Reyes ya que “Maravillas” era el empresario y socio en varias plazas con el conocido Diódoro Canorea.  

"No estuve bien, pero me repitieron y en la repetición me pegaron una cornada. Maravillas se desentendió por mi completamente y entonces me tocó hacer mi luchita ahí como pude buscando por todas partes y aun así llegué a hacerme novillero puntero en España. Duré cuatro años en la lucha. Por ahí toreaba un día con El Chino Torero, otro día con El Bombero Torero, en novilladas sin caballos y todas esas cosas. Un día, en un tentadero en Salamanca con los Fraile, que iba ya con mi nuevo apoderado Mateo Campos, le dije que hablara por mí y me dijo: "déjame ver si hablo con don Pedro Balañá para Barcelona a ver si lo ponen", eso fue un viernes y al jueves siguiente ella estaba toreando en Barcelona".

Luego del festejo el nuevo apoderado, quien también lo era de Pedrín Benjumea, le firmó tres novilladas, una en Lunel, Francia, otra en Puerto Llano, y la tercera en Lorca, Murcia.  

"Ese año terminé de segundo en el escalafón. Toreé un buen número de novilladas en Francia, en España, con todas las figuras españolas de esa época que salió una buena camada como El Niño de la Capea, Manzanares, Julio Robles, Pascual Mezquita, conmigo debutó Roberto Domínguez. Al año siguiente, el 21 de septiembre de 1971, tomé la alternativa en la Feria de Logroño, con Diego Puerta como padrino y Paco Camino de testigo y toros de Joaquín Buendía", precisó.  

Así fue como Urueña logró torear en todas las ferias y en todas las plazas importantes de España, como Madrid, Sevilla (siete tardes), Zaragoza, Barcelona, Tarragona y en todas las plazas francesas de importancia, llegando a ser quien más toreó en Francia los dos últimos años. Por ese entonces, su mozo de espadas era Fernando Aguado, padre del periodista y escritor Paco Aguado.

A diferencia de todos, narra que debutar en Madrid no le quitaba el sueño.  

"Perdone que le diga, es una cosa muy personal, pero yo era muy joven y asumía como un eslabón más en mi profesión que tenía que salir triunfante, eso era. Me causó más impresión Sevilla. Ahí me pegaron una cornada muy fuerte y otra en Madrid, por cierto".  

Con 11 cornadas en su cuerpo a lo largo de su trayectoria, el maestro colombiano refiere que la más grave de todas ellas fue una que le pegó un toro de González Piedra Hita, en Bogotá en el muslo izquierdo, la cual no le exploraron una trayectoria y estuvo a punto de perder la pierna.

"Si no me voy rápido a Madrid me cortan la pierna, porque ya estaba negra, hubiera sido terrible. Con el tiempo me hice una muy buena amistad con el maestro Eloy Cavazos y con don Rafael Báez que andaban por allá y me invitaron a venir a México, en 1975 y desde entonces es que ya soy paisano", dijo.  

Estando en España se casó con la alemana Monika Ruckert, quien era de un pueblecito a 100 kilómetros de Frankfurt, quien desgraciadamente ya estando aquí en México, falleció al cabo de compartir una largo trecho de su vida con ella. De su matrimonio no tuvo hijos.  

Como matador, Urueña cree que pasó de torear más de 800 corridas.  

"No me retiré, ¿para qué? La última no sé cuándo fue, pero quizá pudo ser una tarde en Cancún, donde Jorge Ávila era el empresario".

"Me decían que tenía clase y a mí me gustaba el toreo de clase". 

Con sinceridad, dice también estar satisfecho con lo que el toro le dio en sus años: "Es que por más que uno le busque uno siempre llega ahí, donde hay una muralla. Creo que Diosito dice "de aquí no pasas", o el mundo del toro, algo pasa. Pero sí estoy satisfecho con lo que hice, los lugares donde toreé, las plazas, las ferias, los toreros con los que alterné son satisfacciones muy grandes, no son solamente para el torero, sino para el ser humano”.  

Cuenta entre sus grandes amigos al maestro Eloy Cavazos, a don Rafael Báez, a Efrén Acosta y a don Pascual Meléndez , ya fallecido.

En su retiro se ha dedicado a darles consejos a nuevos jóvenes que quieren ser toreros, como Ernesto Javier "Calita", uno de sus alumnos más destacados.  

"Para eso estamos, para tratar de pasarles los conocimientos que uno ha adquirido a través de las batallas taurinas a todos ellos. En México hay una camada extraordinaria de toreros en este momento y que acostumbran a irse a España para hacerse más profesionales, ver espejos y vienen hechos unos leones".

Y a todo esto, ¿cómo pasara su aniversario de alternativa? "Simple. Aquí con los amigos, muy normalito", afirmó con su característica sencillez. Pues enhorabuena, torero. Y un abrazo.


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