Espectro Taurino: Una verdad irrefutable
Sábado, 19 Dic 2015
México, D.F.
Jorge Raúl Nacif | Opinión
El espacio de cada sábado
El serio percance que sufrió el subalterno Mauricio Martínez Kingston en la Plaza México, el cual pone en riesgo su vida, nos recuerda una verdad irrefutable en el ámbito de la fiesta de los toros: el peligro siempre está latente y el riesgo existe mientras haya un toro en el ruedo.
Y es que a veces olvidamos que quien se pone delante de un toro, en mayor o menor medida se coloca frente a la posibilidad de salir lastimado, o "jugársela", como se dice comúnmente.
Es triste que tenga que llegar un percance de esta magnitud para que entremos en conciencia de la verdad que hay en el toreo y que no es un juego, como a veces parece piensan esos a los que lamamos "neotaurinos de redes sociales" que siempre buscan un "pero" para denostar lo que hacen los toreros, lejos de juicios realmente objetivos y centrados.
El peligro está siempre ahí, en el ruedo. Es cierto que existe una técnica definida para evitar los percanes, o incluso "trucos" -como dicen algunos- para reducir los riesgos, pero no olvidemos que el error es intrínseco a la naturaleza humana, pues no somos perfectos. Y en esta tesitura, si llega la equivocación, puede venir el desaguisado.
El toro, además, se guía por su instinto al ser un animal. Y aunque se puede conocer e incluso poder llegar a dominar el comportamiento de un toro, ahí existirá siempre la posibilidad de alguna reacción inesperada, como nos lo han llegado a comentar algunos matadores, aunado a que cada toro es diferente al otro.
El propio percance de Mauricio fue así, totalmente sorpersivo, pues el toro metió el pitón en el burladero y literamente "sacó" al subalterno. Las imágenes son ciertamente espeluznantes y la tensión que quedó en el ambiente no puede tener descripción alguna.
No es mentira, o solamente discurso, que todos los toreros se exponen cuando entran a un ruedo. Y también es verdad que todos los toros tienen su peligro, aunque a veces no lo parezca o haya algunos que lo manifiestan más que los otros. Hemos visto como toros que se tachan de mansos o "bobos", han terminado pegando cornadas serias.
Las reses de lidia tienen peligro intrínseco, aunque se trate de una becerra en el campo, pues ésta te puede lastimar. Recordamos, por ejemplo, que José Rubén Arroyo perdió un ojo en el campo, delante de una vaquilla, o el gravísimo momento que vivió el maestro Antonio Bienvenida delante de una vaca, que a la postre lo llevó a la muerte.
Por más figura del toreo que seas y por más técnica y conocimientos que poseas, lo cual te permite reducir la posibilidad de un percance, éste puede llegar. Ahí está la grave cornada que sufrió el maestro Juli hace un par de temporadas en Sevilla, o el serio incidente que Miguel Ángel Perera vivió este año en Salamanca, por mencionar solamente un par de ejemplos.
También es verdad que la bravura rebajada, como lo que sucede en varias ganaderías que en el ambiente se suelen llamar "comerciales", manifiesta un menor peligro y más "docilidad" para el torero, como se dice, pero esto no significa que de tajo se eliminen completamente los riesgos.
Y no se trata solamente de cornadas, que es por lo común de lo que más se habla, sino de las múltiples lesiones que un toro puede causar al darte una voltereta
Consideramos que siempre hay que ver con respeto a lo toreros y en este tenor describir, o incluso juzgar, las actuaciones que éstos tienen delante de los toros, máxime si se trata de personas que laboramos en algún medio de comunicación. Esto es muy serio... y hoy vuelve a quedar en evidencia.
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