En el ruedo: la competitividad que surgió entre Luz Elena Martínez y Miriam Cabas dio paso a una interesante y emotiva novillada en la que cada una se llevó una oreja del segundo astado de su lote, habiendo perdido antes, otro apéndice de su respectivo primer novillo y de haber estado finas con el acero, ambas habrían salido en hombros. Su éxito fue tal que, al término, estuvieron por largo tiempo atendiendo a los aficionados que querían fotos con ellas.

Miriam Cabas tuvo una actuación complicada que superó con creces y mostró la madurez que está adquiriendo en las novilladas que ha toreado en estos meses. Su primer novillo de Coyotepec, se rompió un pitón y se alargó la aparición del reserva, que fue de Tepetzala. Tras la incertidumbre de ver pasar el tiempo, Miriam tuvo una mentalidad fuerte y gran calidad en el ruedo.

Se mostró muy templada en los lances y en la media para rematar, seguida de las navarras que fueron una pintura. Ya había calentado al público e inició con muletazos por bajo y luego condujo al novillo del tercio a los medios. Vinieron luego los tersos y largos naturales. Continuó ligando tandas para conjuntar una faena armónica y variada. Sin embargo, perdió la oreja por haber fallado por la espada.

El sexto novillo fue complicado y Mirian estuvo muy firme con él. Desde que lo toreó con verónicas. Arrancó con pases rodilla en tierra y luego le expuso mucho, al torear con la muleta muy planchada, con reposo y paciencia. La plaza hizo un silencio en señal de respeto al ver como la novillera se la estaba jugando al ir ligando cada pase y luego le respondió con un rotundo olé cada vez que conseguía sus pases. Sin duda, Cabas convenció y conquistó a la afición tlaxcalteca. Se tiró a matar muy de verdad y consiguió una estocada que hizo doblar al ejemplar para cortar el valioso apéndice.

La torera más experimentada del cartel, la duranguense Luz Elena recibió al segundo novillo del encierro con una larga de rodillas y una serie de verónicas a pies juntos. Realizó una faena básicamente por el pitón derecho, en el centro del ruedo. Aprovechó las embestidas cuando el astado se desplazó largo por el lado izquierdo, ya que muy pronto empezó a salir de los pases con la cara mirando al tendido. Tras darle muerte al animal, fue ovacionada.

El quinto fue un gran toro, inclusive la ganadera de Coyotepec, dio vuelta al ruedo al término de la lidia. Luz Elena lo aprovechó al lucir con el capote y al tomar la muleta, de inmediato empezó a torear con la mano izquierda para ejecutar una faena que remató de estocada tendida que hizo doblar al ejemplar para cortar una oreja.

La rejoneadora en ciernes Ximena Ayala estuvo esforzada y  voluntariosa ante ambos ejemplares, colocó rejones en faenas entre altibajos, pero dejo un grato sabor entre el público que le tuvo paciencia y le demostró cariño, en especial con el cuarto en el que destacó al colocar una banderilla al violín y varias elevadas. Despachó su lote el sobresaliente Erik Argaez.