Durante la segunda corrida de las vendimias, el toreo del potosino Fermín Rivera salió a flote, ese toreo exquisito que se disfruta como un manjar, y es que atesora el temple dentro de ese concepto clásico que entra en cualquier plaza del mundo. Fue gracias al primero de su lote, un toro con muy buenas maneras que le permitió disfrutar del toreo, pues el de Arellano Hermanos tenía calidad y nobleza, así como recorrido, el pitón derecho fue el más potable y Fermín lo entendió a la perfección.
Las tandas tuvieron profundidad en cada uno de los trazos, y la faena fue cobrando fuerza, el torero se miraba contento. Al cierre de la faena, el toro permaneció con el hocico cerrado, y luego de la estocada entera por parte de Fermín, el público solicitó con fuerza la oreja.
Ante su segundo, un toro bravo y con calidad, que exigió una muleta educada y con oficio, Fermín lo sometió en una faena de auténtico poder, pues el toro transmitía respeto y peligro, y el torero de dinastía se creció ante ello, que gusto verlo de esta manera, enrazado, toreando por bajo al bravucón de Arellano Hermanos que nos mantuvo con gran interés de principio a fin. Otra estocada entera por parte de Fermín, para cortar otra oreja.
José María Hermosillo tuvo una tarde torera en términos generales, al margen de la oreja cosechada, deja constancia de las buenas maneras que lleva, fiel a su concepto, cortó una oreja al primero de su lote, ante un toro que le permitió mostrarse, logrando algunos muletazos largos de gran manufactura, sin embargo, la faena no terminó por romper del todo en los tendidos. Tal vez, la concesión de la oreja estuvo de sobra, pero finalmente entra a la parte estadística.
Con el cierra plaza, fue el toro menos potable del encierro, había poco por hacer, pero el torero de Aguascalientes se jugó la voltereta, con un valor seco, logró una faena poco valorada por un sector del público que pedía abreviar, mientras que el resto apreció a un torero con recursos para solventar de la mejor manera este tipo de toros.
De Francisco Martínez podemos decir que estuvo voluntarioso, sin que su actuación llegara al triunfo esperado.
Con el primero de su lote rivalizó en quites con Hermosillo, pegando saltilleras, no fueron estatutarias pero se agradece la intención. Misma situación con las banderillas, más voluntariosas que efectivas. Ya con muleta en mano, toreó flexionando la rodilla dejando buenos trazos. La faena se desarrolló principalmente por el pitón derecho, hilvanando algunas tandas importantes, el toro se vino a menos y hubo que pasaportar.
Con el segundo de su lote, fue un toro que exigió mando y firmeza, en lo segundo Martínez por momentos no lo vio del todo claro, aún así logró algunas tandas de calado en los tendidos.
En este toro ahora sí cubrió de manera formidable el segundo tercio, con grandes facultades para ello. La faena tuvo sus matices, entre las divisiones constantes del público y algunas tandas finas, al final el toro ya no colaboró del todo y tuvo que poner fin a su labor.