Los aficionados de esta región de la sierra poblana aclamaron a Federico Pizarro y a Jerónimo, cuando eran paseados a hombros como los primeros triunfadores en la Feria Teziutlán 2009, y es que ambos brindaron una gran tarde de toros.
 
Muchos seguidores tiene Jerónimo entre esta afición, que exigió la concesión del rabo del toro "Poema", lidiado en quinto lugar, cuando dobló a los pies del matador por efecto de una gran estocada.

Habiendo toreado bien de capa, empezó con un emocionante pase cambiado por la espalda, y si de repente no mantuvo el ritmo del trasteo, reunió en cambio suficientes momentos de inspiración, ante la entrega de la gente y el coro de ¡"torero, torero!"  cuando recorría el redondel fue acompañado por Jaime Álvarez, el representante del ganadero.
 
El primero de su lote se revolvía pronto ante la seda, y no obstante un multipuyazo, tuvo complicaciones que el diestro no alcanzó a superar; menos mal que estuvo atinado al matar y saludó en el tercio entre división de opiniones.
 
Una gran tarde tuvo Federico Pizarro, que se perfilaba como el único triunfador; le correspondió el mejor lote y le sacó provecho. Aunque breve en los lances para saludar al que abrió plaza, le cuajó ceñido quite por chicuelinas empezando a calentar al tendido.

Por delante llevó al toro dejándolo en los medios con un molinete; de ahí se sucedieron ayudados magníficos y naturales templados; un espadazo hondo bastó para terminar y cortar la primera oreja.
 
El cuarto, de nombre "Artista", bien merecía el arrastre lento, pero el juez no lo percibió así. Pizarro lanceó con sabor, el toro era muy fijo y con calidad, lo que aprovechó para torear con gusto y temple por ambos lados, sobre todo por el izquierdo, cuajándole después un par de dosantinas.

Le habían pegado recio en varas al de Xajay, chorreaba sangre por ambas pezuñas pero seguía embistiendo con el hocico cerrado; el matador  se mojó los dedos al oficiar con el acero, y aunque descabelló al segundo intento, los pañuelos demandaron dos orejas que fueron concedidas.
 
Justo es decir que al español Javier Castaño correspondió el lote malo, aunque no dejó ver mucho; lanceó al tercero con ciertos apuros y su labor transcurrió en tablas, ya que el toro se rajó; completó una vuelta al redondel tratando de ligar, pero ni una serie consiguió, retirándose en silencio tras media estocada y un descabello.
 
Con el que cerró plaza sucedió algo parecido, ahora vimos al torero más dispuesto, pero el toro mansurrón también se fue a los tableros y en ese terreno intentó sacarle partido; terminó su labor de pinchazo y media estocada tendida escuchando palmas.