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Las litografías taurinas de Gustavo Doré

Viernes, 04 Oct 2019    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Infografía: LM   
"…Demostrará un conocimiento más profundo de la lidia en las..."
Gustavo Doré representó uno de los más fecundos e influyentes dibujantes de la segunda mitad del siglo XIX, que a los 15 años prestó sus dibujos de gran calidad a Philpon, quien a la postre influyó para que colaborara en el diario "Journal Pour Rire" y publicó su primer álbum de litografías titulado "Los Trabajos de Hércules".

Resultado de su primer viaje a España en 1855 es la serie de litografías en color publicadas en Chez Turgis, casa de París que editó varias series de corridas de autores diversos en 1860, son seis láminas ricas en movimiento y colorido: "Chute d un picador", "Banderillero piquant la banderilla", "Banderillero excitant le taureau", "Torero enlevé par le taurau", "Coup de lance" y "Coup de eppé".

Al respecto de éstos trabajos, el investigador Enrique Lafuente Ferrari señala sobre el protagonismo del toro, siempre de gran tamaño y hermosa planta, frente a los toreros que se empequeñecen ante el animal donde, la fiera se presenta –dice Lafuente– como una fuerza natural que irrumpe sobre los toreros y nunca con su animalidad imponente.

Álvaro Martínez Novillo refiere que Doré demostrará un conocimiento más profundo de la lidia en las ilustraciones "L Espagne" de Daviller, publicada por entregas entre 1863 y 1873 resultado de su segundo viaje a tierras ibéricas, donde tanto el narrador como el dibujante conocen la "Tauromaquia" de Goya, y tienen oportunidad de manifestar sus conocimientos en el relato.

Sobre lo anterior, narra Daviller: "A lo largo de la mañana los más espléndidos modelos desfilaban ante nosotros, Doré los devoraba con los ojos y estaba deslumbrado, nosotros no dábamos abasto afilando sus lápices. De pronto, en la esquina de una calle, apareció el picador vestido  de gala soberbiamente montado es su caballo "Es Calderón", nos dijo uno de nuestros amigos".

La ilustración que hace Doré: "Le picador Calderón" –imagen que ilustra la presente nota–es quizá un tanto más espléndida que el texto. El picador ocupa, vara en alto y a caballo el centro de la escena y será el héroe de manera indiscutible. 

Igual carácter tendrá el dibujo: "L arrivé des picadors" donde aparece una larga fila de garrochistas con la vara tan alta como en la obra de "Las lanzas" de Velázquez, que entra en la plaza entre un público aclamador. En tanto en la siguiente ilustración "Le mort du cheval" las cosas comienzan a cambiar pero todavía será el picador en pie, heroico y furioso con el caballo a sus pies.

En la última estampa de picadores, "Le picador desmonté",  Doré realizará un cambio total donde el picador con su prestancia se viene abajo y tiene que ser rescatado por los toreros de a pie, Davillier narrará la escena de la siguiente manera:

"Calderón se acerca hasta picar con la punta de su vara las narices del animal. Esa última afrenta hace que finalmente el toro se enfurezca y entonces carga con tanto ímpetu que el jinete y su montura ruedan juntos por la arena. Los chulos corren al quite con las capas en la mano y el Tato va a la cabeza, pues este valiente joven no abandona nunca a un torero en peligro".

Por otra parte, sus exuberantes fantasías constituyeron una importante fuente de inspiración para los pintores románticos, quienes compartían la atracción por el mundo onírico que Doré representaba. En 1847 se trasladó a París y entre 1851 y 1858 publicó semanalmente en el mencionado "Journal", así como diversos álbumes de litografías.

Debe su fama, sobre todo, a sus xilografías destinadas a la ilustración de más de noventa libros entre los que se encuentran las "Ouveres", de Rabelais, "Les contes drolatiques", de Balzac, "El Infierno de Dante", "Las aventuras del barón de Munchhausen".

En conclusión los dibujos taurinos de Gustavo Doré en virtud del tiempo de la época y la lejanía, cobrarán una categoría con carácter de clásico. Porque  al universalizar el arte de los toros, por genio de su autor, revierten en contenido estético e histórico al espíritu hispano, donde descubrió facetas reales de la Fiesta y las plasmó con majestuoso temple.

Bibliografía:

Lafuente Ferrari, Enrique. "Breve historia de la pintura española II". Ediciones Akal, Madrid. 1987.

Le Baron Ch, Davillier. "L Espagne". Librairie Hachette. París. 1974.

Martínez Novillo, Álvaro. "El pintor y la tauromaquia". Turner. Madrid. 1988.


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