Las pocas, por no decir nulas oportunidades, para aquellos que sueñan con ser figuras del toreo, en combinación con el raquítico número de festejos menores, merma en el aprendizaje y la evolución de los pupilos novilleriles, que posteriormente se ve reflejado en el ruedo.  

Hoy vimos en la coqueta plaza "San Marcos", seis toreros de corte diferente, en su mayoría con un común denominador, inexperiencia, los novilleros quizá aún  carentes de oficio, de técnica, pero nunca deberá faltar el hambre de triunfo, dosis de valor, porque lo demás se aprende con el tiempo, y desde luego toreando. 

Pedro Bilbao se adueño del aforo,  pues las miradas estuvieron puestas en él durante su actuación,  a la expectativa, un quite ajustadísimo por gaoneras, sin dejar espacio entre los muslos y los pitones, más cerca no se puede, pese a los extraños que en repetidas ocasiones dio "Cipriano". Una pena que el novillo poco le duró, pero los muletazos que ligó, fueron suficientes para dejar ver que hay torero, con valor sereno, de no ser por los fallos con la espada, se habría cargado alguna oreja a la espuerta.   

El hispano José Antonio Lavado, tiene escuela y esta preparado para compromisos de esta índole, abrió plaza y aunque estuvieron llegando aficionados al graderío durante su actuación, no mermó en su quehacer, pues poco a poco fue haciéndose del astado, dando tiempos adecuados, así como las distancias. Un trasteo limpio que le repercutió en los tendidos. No estuvo certero con la espada, pero recibió una cálida ovación. 

Naturalmente Jorge Esparza tiene mucho por aprender, pero hoy salió a justificar su inclusión en el cartel de último momento, bien dicen, se debe estar listo para cuando se presente la oportunidad, mostró variedad con el capote además de cubrir el segundo tercio, generando interés por parte del publico. Una faena en la cual entrego todo, no se guardo nada. Fue premiado con vuelta al ruedo. 

Alberto Ortega  se mostró sumamente voluntarioso, sin que llegara del todo a repercutir en los tendidos, fue hasta que en un momento de la lidia, le perdió la cara al toro, y fue embestido de fea manera, quedando a la deriva, se levantó con carácter para tomar su muleta, y entonces si la gente se volcó con el,  mencionar que tiene pellizco en su toreo, y ante el de El Garambullo lo dejó entrever, pero el novillo ya tenia poco por ofrecer, y se fue enfriando la faena, no así las ganas de Ortega.

Cerró la novillada Eduardo Neyra, que al igual que algunos de sus compañeros carece de oficio, un verdor propio de los que comienzan en esto. Pero a la "San marcos" se llega a torear con el corazón, cosa que hizo Neyra, quien por cierto realizó una faena que resultó del agrado de la afición, misma que lo invitó a dar la vuelta al ruedo una vez que concluyó su labor. 

No fue para Rafael Díaz la tarde que el hubiera soñado, ante un ejemplar de Castorena que apretó en el caballo, y que posteriormente resultó exigente. Rafa lo intentó una y otra vez, sin que lograra tomarle las distancias adecuadas, o los toques de muleta, pero es difícil poderle a un astado de estas características, siendo un torero con poco rodaje. Aun así la afición lo esperó, sin que su faena llegara a tener impacto .