El triunfador de la corrida dominical en Tijuana, Baja California, fue Antonio García "El Chihuahua", luego de cortar la única oreja de un festejo en el que actuaron también Alfredo Ríos "El Conde" y Michelito Lagravere, en la plaza "Caliente", a  lo largo de una actuación en la que hubo más ruido que nueces, como reza el refràn.

La empresa producciones BUSA sigue adelante en el esfuerzo de dar toros en la ciudad y hoy ofreció un cartel distinto, de matadores banderilleros, para brindar un espectáculo diferente a la anterior corrida con Enrique Ponce. Y lo más significativo es que la entrada fue buena, similar a la anterior, con un precio de boleto más accesible para el público, que eso influyó.

Cierto es que existen diversos estilos de hacer el toreo; no todo es filigrana. Lo bonito de la Fiesta entre su múltiple riqueza, es la variedad en los estilos de los toreros, cada uno tiene su corte y su forma de interpretar y manifestar su toreo. Hoy, el tema estuvo más cercano a lo acrobático y circense, que a lo ortodoxo.

El Chihuahua recibió a su primer enemigo toreando a la verónica, acompañó y templó con el capote. Cubrió un tercio de banderillas muy del gusto del público local, aunque sumamente alejando de lo que es hacer las suertes con ortodoxia.

Con la muleta ya no fue lo mismo y es que si bien es cierto cortó una oreja, el de la vacada de Golondrinas, era un toro de rabo. Se cumplió ese adagio de que no hay quinto malo y es que el toro fue noble, con recorrido, fijo en la muleta, templado al embestir y aguantó pases y mas pases, mantazos y mas mantazos y un sinfín de desplantes y burel terminó con esa calidad que siempre lo atesoro.

El Chihuahua le metió la espada entera en buen sitio y se le otorgó una oreja entre leves pañuelos y un gran histrionismo en acción por parte del diestro.  Al juez de plaza le paso de noche el toro que bien merecía el arrastre lento.

Con su primer toro, salvo el tercio de banderillas, no hubo nada torero que destacar. Se retiro en silencio.

Alfredo Ríos "El Conde" no tuvo suerte con su primero, el cual se salió del caballo con un pitón roto. No fue reemplazado y el público se impacientó ante una faena donde no había nada que hacer. Con su segundo se preocupó por dar espectáculo y que la banda de música le tocara "El cachanilla", pero no había mucho por hacer. Realizó algunos desplantes de cara a la galería y todo terminó en silencio.

Regaló un toro de Las Playa, para compensar la inutilización del primero, que fue un ejemplar con calidad, clase, temple y todas las buenas condiciones que debe de tener un toro, vamos, fue un toro con el que sueñan los toreros.

Si bien es cierto Alfredo se puso en el sitio logrando buenos momentos por ambos pitones, incluso gustándose,  la faena no fue rematada y se fue en silencio. El toro paso de noche a la autoridad.

El joven de la terna, Michel Lagravere, demostró que esta puesto con el toro y que la cabeza le funciona. No tuvo toros potables para el lucimiento pero se le vio firme y resolvió la papeleta con decoro. Pinchó a sus dos enemigos  y se fue con la vuelta del primero y silenciado en su segundo.

De manera inexplicable, a mitad de la corrida se hizo una larguísima pausa de unos 25 minutos para entregar un premio a un concurso de paellas. Ojalá que la empresa tenga en cuenta estos detalles que restan agilidad a una corrida, ya que aquí la intención, y muy sana de su parte, es no dejar morir a la Fiesta en Tijuana. Pero es importante que las cosas se hagan muy bien, aunque se trate de una plaza de tercera categoría. La afición local se los va a agradecer.