La tarde de este domingo se verificó la segunda novillada de la temporada San Marcos 2017, y ante dos tercios de entrada realizaron el paseíllo los jóvenes José María Hermosillo, Juan Padilla e Iván Hernández. Al final de la tarde y ante la lidia de tres astados de Claudio Huerta y tres de El Greco, Hermosillo salió en hombros de los aficionados.

La inagotable cantera de toreros de Aguascalientes el día de hoy nuevamente se ha puesto de manifiesto y es que después de su actuación Hermosillo ha dejado claro que ejerce una tauromaquia personal y bien definida. Con el que abrió plaza inmediatamente dimensionó el toreo de percal tanto en los de recibo como en las saltilleras.

Con la muleta intentó correr la mano por ambos pinotes sin embargo pronto se dio cuenta que la toreabilidad estaba por el lado derecho, por ese sendero estructuró una faena que trascendió a los tendidos. En esas ganas de agradar  y en actitud de auténtico novillero en un momento se descuidó y fue prendido sin consecuencias.

Ante las buenas condiciones del astado de El Greco, que dicho sea de paso hacía su presentación, confeccionó varias tandas por el derecho. Si su trasteo fue de calidad la estocada fue simplemente superior, tras fulminar a su enemigo recogió una oreja de mucho peso.

Con el segundo de su lote perteneciente a la ganadería de Claudio Huerta, el hidrocálido salió dispuesto a ratificar el triunfo y aunque con el capote sólo pudo dibujar algunos lances y un quite por tafalleras, lo importante vendría durante el último tercio.

De las tablas a los medios fue sacando al que para ese momento ya denotaba ser un gran astado, su toreo fue caracterizado por la técnica y la estética, mismas que inmediatamente le hicieron trascender hasta las alturas. En este sentido y aunque intentó los naturales la esencia del trasteo fue por el lado derecho.

Una tras otra se fueron sucediendo las tandas derechistas en las que tanto el torero como el novillo lucieron enormidades, durante la parte final del trasteo aparecieron los pasajes de valentía y exposición, pero también el grito consagratorio de torero. Con la afición entregada ejecutó otro impresionante espadazo para cosechar dos orejas más.

El regiomontano Juan Padilla se enfrentó en primer término a un novillo que no era fácil ya que en todo momento había que estar muy firme y salirle adelante. No obstante esta situación el joven norteño mostró la principal característica que tiene que tener un novillero la entrega que quedó demostrada en las ajustadas manoletinas que fueron aplaudidas, tras fallar con la espada se retiró en silencio.

Con su segundo enemigo Padilla estuvo muy aseado con el percal respondiendo con saltilleras el quite hecho por Iván Hernández. Exponiendo el físico inició su faena justo en los medios para de rodillas ejecutar una ajustada arrucina. Por el sendero derecho trató de correr la mano en varias tandas, lamentablemente las cosas no alcanzaron los niveles esperados y tras no estar acertado con el acero dejó escapar el triunfo.

Iván Hernández se presentó en una tercia ante sus paisanos y para ello durante la lidia del primero de su lote dimensionó el toreo de percal tanto en los de recibo como en el quite por tafalleras, siendo alcanzado sin consecuencias.

Con actitud de novillero valiente clavó las zapatillas en los medios y con gran determinación realizó dos cambiados por la espalda para luego dimensionar el toreo por el lado derecho. En el deseo de agradar al respetable por momentos se descuidó por lo que anduvo entre los pitones, afortunadamente las cosas no pasaron a mayores; al final de su actuación escuchó algunas palmas.

Con el que cerró plaza las cosas no fueron diferentes, actitud del hidrocálido y descuidos que le hicieron pasar algunos apuros, al final se retiró en silencio.