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Anecdotario de Giraldés: Un toro predestinado

Viernes, 24 Feb 2017    Ciudad de México    Valeriano Salceda   
"Me volvió a tocar el mismo toro". "Sí, maestro", le contest&o
Los aficionados saben que a Manolo Granero lo mató un toro en 1922 en la plaza vieja de Madrid. Seguramente, muchos ignoran que ese toro, con un año de diferencia, le tocó dos veces en el sorteo, lo que sin duda representa una infausta coincidencia.

El año anterior al de la tragedia, se anunció una corrida en la feria de Segovia. Uno de los diestros contratados era, precisamente, el valenciano Manolo Granero, quien iba a lidiar toros de la ganadería del Duque de Veragua.

Cuatro horas antes del comienzo del festejo en cuestión, se llevó a cabo el sorteo. 

Enrique Belenguer "Blanquet" se encargó de sortear por Granero y sacó el lote que correspondió a su matador. En ese papelillo de fumar venía anotado el número del toro "Poca Pena", que era un cromo: fino de tipo, bajo de agujas, corto de manos, cómodo de cabeza… vamos, de preciosas hechuras, como para pintarlo en un lienzo. Era, con mucho, el que más les gustaba a las cuadrillas.

Minutos más tarde, llovió en Segovia y la corrida se suspendió. El 7 de mayo del año siguiente, para la confirmación de alternativa de Marcial Lalanda en Madrid, se eligieron, con conocimiento y autorización del ganadero, esos seis toros que se habían quedado en los corrales.

Blanquet seguía colocado en la cuadrilla de Granero, y nuevamente volvió a sortear y se llevó, ¡otra vez!, al toro "Poca Pena" que tanto le había gustado aquella mañana en Segovia, y que ya había cumplido un año más.

Entorilada la corrida, como siempre se hace después de sortear, Blanquet fue a informarle a su matador sobre el lote que les había tocado en suerte: "Nos llevamos un toro que me gustó mucho el año pasado y debió lidiarse en Segovia en aquella corrida que se suspendió… por cierto, Manolo, ese mismo toro también nos había tocado en el sorteo de aquél día.

A Manolo Granero le sorprendió esa extraña coincidencia, y preguntó con cierta incredulidad a Blanquet: "¿Me volvió a tocar dos veces el mismo toro?".
"Sí, maestro", le contestó Blanquet con entusiasmo, y añadió: "Y es muy bonito".
Granero se quedó tranquilo ante aquella afirmación de su hombre de confianza y le dijo, en medio de sus cavilaciones: "Por algo será. Creo que ese toro está destinado para mí".

Lo que no intuía siquiera el fino torero valencia, al que habían adoptado muchos aficionados como sucesor del malogrado Joselito El Gallo, que ese toro, "Poca Pena", de nombre, le dio una corrida horrible ya que el pitón le entró por la cavidad de un ojo y le destrozó el cerebro, segando en flor la esperanza tan grande y la ilusión que había despertado.


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