Por demás agradable, taurinísima y muy ilustrativa resultó la visita del matador capitalino Ignacio Garibay a la Peña Taurina Mal de Montera, en Guadalajara.La base fundamental fueron, el respeto de la membresía peñista y la total apertura de Garibay a todos los temas.

Ignacio, a preguntas  expresas, compartió emocionado las vivencias de su dura campaña novilleril en España, la relación con Antonio Corbacho y las bases firmes de su vocación. Cómo, debido a la exigencia de su padre, de quien se refirió con admiración y cariño consiguió iniciar su andar en la fiesta, con la plena conciencia de lo exigente que es el oficio de matador de toros.

A pesar de lo emocionante de la charla (las fechas claves, los episodios poco agradables, y la fortaleza de carácter que ha puesto en juego) todo se encaminó abrir el rumbo de una fuerte amistad con esta Peña, ejemplo de taurinísimo y amor por la más brava de todas las fiestas.

Luego de los obsequios -en Jalisco, obvio un fino tequila- las fotos, el reconocimiento y la inevitable firma de autógrafos faltaba la inesperada cereza. Cuando le obsequiaron el libro "Alas de mariposa", Ignacio Garibay ofreció aprender, y realizar un quite en honor a la Peña.

Quiso el destino que, al abrir el libro, fuera precisamente donde se ilustra el quite "Por Tapatias" de Pepe Ortiz. El compromiso quedó formalizado: en la próxima comparecencia del torero capitalino en la "Nuevo Progreso" habrá de ejecutar ese precioso quite. Claro -esto lo digo yo- si el astado tiene condiciones para un quite lucidor.

La charla con los socios siguió y siguió. De no ser por los compromisos de trabajo, seguramente ahí seguiríamos.Tengo la certeza de que, este tipo de tertulias son una herramienta invaluable de cerrar filas con los aficionados. Nada sencillo de poner en práctica, si tomamos en cuenta el intenso trabajo a que están sometidos los toreros.

El próximo martes 21 de marzo, el aguascalentense Juan Pablo Sánchez será recibido en la Peña Mal de Montera.