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La pincelada taurina de Raúl Anguiano

Viernes, 12 Oct 2018    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Foto: UNAM   
…Los grandes pintores que han abordado el tema de la tauromaquia…
La calidad y diversidad en la obra de Raúl Anguiano le han otorgado un lugar de privilegio dentro de la plástica mexicana,  un integrante de la llamada tercera generación de muralistas y que supo incorporar su formación consolidada por el rigor y la disciplina con los preceptos del arte moderno, no sólo en la pintura, sino también en sus incursiones como dibujante, grabador, ceramista.

"Tendría siete u ocho años de edad cuando, acompañado de mi padre, asistí a la plaza El Progreso de Guadalajara a ver torear a Rodolfo Gaona. Fue mi primera corrida y los primeros dibujos de mis héroes, que eran Gaona, Pola Negri y Tom Mix. Seguí yendo con regularidad hasta la tarde en que se presentó Manolete en El Toreo de la Condesa".

Anguiano perteneció a la organización llamada "bandera de provincias", una asociación cultural creada por intelectuales, escritores y pintores distinguidos de Jalisco, quienes se reunían para comentar obras plásticas y literarias. Posteriormente, el grupo publicó una revista con el mismo nombre, aprovechando el medio para organizar y difundir eventos con respecto a la actividad plástica.

Silverio Pérez, un tanto desgarbado, con la quijada clavada en el pecho, sufría una enorme transformación al citar al toro para sus chicuelinas –silverinas mejor dicho– o sus derechazos geniales, que hacían brotar la belleza y la emoción que sólo transmite el verdadero artista. Llegué a pintar a Silverio y en muy pocas cosas en color porque –esta es una teoría muy personal– los grandes pintores que han abordado el tema de la tauromaquia no han usado exceso de color, sino blanco y negro o un sepia casi negro.

En 1937 Anguiano se unió a las filas de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) una organización con que entre sus objetivos buscó con los elementos del arte, contra los movimientos bélicos las políticas totalitarias y el fascismo. A raíz de ello, en compañía de otros compañeros como Leopoldo Méndez, Luis Arenal y Pablo O Higgins fundaron el Taller de Gráfica Popular  que logró construir el discurso gráfico de la Revolución Mexicana y que  llevó al grabado a niveles comparables a Posada, Blake, Daumier o Munch.

"Más que conocer cabalmente la mecánica de las suertes, hay que dejarse llevar por la emoción o la estética del instante. Tengo muchos cuadernos de dibujos de apuntes hechos en corridas de toros. Plásticamente, y tal vez por mi influencia picassiana, dibujé más la suerte de varas y caídas de picadores. Fueron mis primeras aguafuertes, allá por el año cuarenta".

La presencia de Anguiano en el muralismo mexicano se justifica por su interés en su pensamiento revolucionario y el movimiento obrero, su espíritu plástico se impregnó de éstas convicciones y se manifestó en algunos murales como "La educación socialista", "La Revolución Mexicana en la educación" y "La Revolución y contrarrevolución".

Ahora, el divorcio entre artistas plásticos y el tema taurino incluye también a aquellos que sí han sido apasionados de la fiesta brava pues, como señalaba anteriormente, se trata de un desahogo tremendo, de una explosión de emociones tan fuerte, que la gente se agota, se queda sin nada, como tras un orgasmo, hablando brutalmente.

El movimiento surrealista también fue una notable inspiración para él, pues el propio Anguiano señaló que "respondo a los estímulos bellos y en ocasiones a mi mundo onírico. Una buena parte de mi obra está basada en sueños. Muchas veces sigo pintando durante el sueño y al despertar plasmo lo que soñé. En ese sentido me influyó el movimiento surrealista, el arte onírico de todos los tiempos y el arte mexicano, sobre todo el arte azteca".

En el caso de la tauromaquia moderna, concretamente de la tauromaquia mexicana, hay expresiones que nos reflejan como resultado del mestizaje de por lo menos dos culturas. Introspección, contemplación e imaginación, que no son rasgos privativos del mestizo, sino también del mexicano "blanco" mestizado en su cultura. Ese tono melancólico al torear que consagró a Silverio y que se crece dramáticamente ante la acción y ante el peligro.

Bibliografía:

Murrieta, Heriberto. "Los toros entre sentirlos y verlos: Raúl Anguiano", en Tauromaquia Mexicana, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004.

Entrevista a Raúl Anguiano, en la Revista Desarrollo Académico, Instituto Politécnico Nacional, año 11, septiembre-diciembre 2003.


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