Ignacio Garibay encabeza el cartel de mañana domingo en la Plaza México, un torero en plena madurez, tanto en su tauromaquia como en el aspecto personal y familiar, por lo que existen muy positivas perspectivas sobre lo que podría realizar en esta corrida.

Estamos convencidos que Nacho ha alcanzado el grado de maestro, pues durante los últimos tiempos eso es lo que ha brindado en los ruedos, maestría, gracias a su técnica depurada y un oficio que ha ido desarrollando con una admirable pulcritud.

Asimismo, la entrega ha sido uno de sus sellos característicos, como en aquellas tardes en Las Ventas de Madrid hace algunos años. Y si bien es cierto estuvo alejado de los ruedos por un cierto tiempo, ha resultado un lujo su retorno, pues lo notamos disfrutando más que antes.

Principal exponente del toreo de capote en la actualidad, Ignacio Garibay no solamente destaca por verlo claro delante de los toros, sino también porque hay arte en su expresión y sabe transmitir sentimientos hacia los tendidos, con una proyección muy especial.

En este sentido, quisiera rescatar un fragmento de las reflexiones que Nacho me compartió en la entrevista realizada para mi libro "Conceptos Taurinos, explicados por los protagonistas":

"Un torero con oficio siempre está solvente, desahogado, hace las cosas correctamente y por encima de las condiciones de los toros. Dar el siguiente paso, que es el tema de la transmisión, el arte, el sentimiento y el formar un lío gordo, ya no tiene tanto que ver con el oficio.

"No quiero decir que éste no sea importante, pues lo es y mucho, al ser el conocimiento de la lidia de los toros, pero luego hay que sentir y expresarse, y éste es el punto donde muchas veces los toreros nos ´olvidamos´ del oficio para darle paso al sentimiento e incluso atrevernos a atropellar la razón y echar la moneda al aire, pues esto es lo que nos hace salir del común denominador de un torero que solamente pueda tener oficio. Vamos, que es muy importante tener oficio, pero sobre todo usarlo para darle paso al sentimiento.

"Hay un punto que es la plenitud; entonces, sin seguir estereotipos, estar claro qué tipo de toreros somos y qué es lo que queremos, que haya un ´autoconvencimiento´ de lo que puedes llegar a lograr.

"Y claro, aquí entra el valor para tirar la moneda al aire, pues nosotros sabemos que en cualquier momento un toro nos puede echar mano y sobre todo si llegamos a atropellar la razón, pero hay que arriesgar más allá del conocimiento puro. Torear despacio, por ejemplo, da mucho miedo".

Seguros estamos que Garibay es uno de esos toreros que bien merecerían torear más y ser tomados en cuenta dentro de las principales ferias de este país, junto con otros primeros espadas de categoría, como Jerónimo y Fabián Barba, quienes han dado un importante golpe de atención dentro de la Temporada Grande.