Ahora que Andy Cartagena ha vuelto a México después de 17 largos años de ausencia, en algunas plazas puntuales, como Mérida, se vuelve a constatar el gusto que existe por los caballos toreros, y la actuación de rejoneadores de gran nivel siempre será un atractivo añadido a los carteles.

Las figuras que vienen de España deberían promover su participación en más corridas de rejones, porque eso ayudaría a revitalizar al grupo de caballistas mexicanos de los que varios ya tienen capacidad para darles pelea, y brindar espectáculo con sus cuadras bien conformadas, en las que se percibe el gran trabajo realizado.

Pablo Hermoso adelantó su temporada y llegó acompañado de su hijo Guillermo, al que pretende encauzar antes de que comience a torear con frecuencia durante la próxima campaña europea. Pablo es un ídolo de la afición mexicana que ha actuado por toda la geografía taurina del país, en plazas de distinta categoría, incluidos los lienzos charros y hasta en cortijos privados donde ha sido contratado. 

En todo este tiempo ha toreado unas 700 corridas, siendo, a la fecha, el torero extranjero que más ha toreado en México, superando con creces las cifras que en otra época establecieron figuras como Capea, Joaquín Bernadó o Nimeño, que son los que más tardes habían sumado en cosos de México hasta que llegó Pablo Hermoso.

A lo largo de estos años, cabe recordar que otros rejoneadores españoles han hecho incursiones en México, con ganas de abrirse un mercado, como ha sido el caso de Fermín Bohórquez, Sergio Vegas, Joao Moura hijo, Diego Ventura, Ana Batista y Leonardo Hernández. Pero lo cierto es que no lo han tenido nada fácil.

También se quedó en el tintero una gira que pretendía hacer Sergio Galán por allá del año 2003, de la mano de Enrique Martín Arranz, mientras que otros rejoneadores han tenido fugaces actuaciones que no han alcanzado ningún relieve.

Emprender una aventura en México como rejoneador no es rentable si se considera el costo tan elevado del flete de la cuadra. De entrada, se trata de una inversión muy fuerte que conlleva un riesgo alto.

De tal forma que se agradece el hecho de que Andy se haya animado a venir para dar relieve a determinadas corridas, como la de Mérida del domingo anterior, en que se agotó el boletaje, algo que no ocurría hace varios años.

El caballo sigue siendo en México, sobre todo en los pueblos o las zonas rurales, un animal que goza de una admiración especial por parte de la gente. Por eso, poder ver en una tarde de toros tres cuadras distintas, representa un auténtico lujo para los amantes de este hermoso animal y del toreo a caballo.