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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 13 Jul 2017    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
...Las cornadas casi siempre son errores de los toreros, y aunque...
Andrés Roca Rey ha caído herido una vez más. Ahora ha sido Pamplona el escenario que se suma a la lista de plazas donde ha sufrido algún percance. De esta manera, se ha visto interrumpido, nuevamente, el paso triunfal de su temporada 2017.

Hacía mucho tiempo que un novillero no llegaba a matador con vitola de figura, quizá desde hace veinte años, cuando El Juli se convirtió en ídolo tras el indulto de "Feligrés"… y nunca más se bajó del carro de los triunfadores. Bueno, no sólo eso, sino que ha tirado del mismo desde entonces con una capacidad de aguante impresionante. Vamos, que podríamos catalogarlo como un "ultramaratonista del toreo".

Al maestro madrileño no lo castigaron los toros con tanta furia en esos primeros años, y salvo la fuerte cornada de Sevilla del año 2014, de la que tuvo que ser reoperado, el resto de sus percances no han revestido gravedad, por fortuna.

La herida de la cara y la cornada que le pegaron en Calahorra a finales de agosto del 99, fueron las primeras de una prolongada actividad que no ha tenido tantas interrupciones, y eso que en los años más fructíferos llegó a sumar más de cien corridas por temporada.

Roca Rey no había hecho tanto ruido antes de presentarse como novillero en Las Ventas, y a partir de su puerta grande de 2015, se proyectó al doctorado con mucha categoría y no ha parado de torear, siempre con la misma actitud.

Sin embargo, el peruano se ha ido "al hule" con mucha frecuencia, por desgracia. Una fisura en una muñeca, la pérdida de piezas dentales, dos severas -y preocupantes- conmociones cerebrales, además de varias cornadas, son el caro tributo que se ha visto obligado a pagar para convertirse en figura del toreo.

¿Temeridad? ¿Exceso de confianza? ¿Torpeza? Las cornadas casi siempre son errores de los toreros, y aunque las consideren sus "medallas", tratando así de recordarlas como condecoraciones, la memoria del cuerpo es sabia. Está alojada en lo más profundo del ser humano. A veces ni siquiera hace falta ser consciente de que existe para que se manifieste con naturalidad.  Y por eso dicen que el valor se escapa por el hoyo de las cornadas. 

La pregunta es inevitable: ¿Acaso es posible salir a arrear todas las tardes y con todos los toros, no obstante que algunos no valgan para conseguir triunfos trascendentes? Roca Rey ha hecho una apuesta muy riesgosa siguiendo una profunda vocación. La actitud del limeño es encomiable; es más, debe ponerse como ejemplo a todos aquellos que quieran ser toreros.

Pero si un valor tan importante y una entrega tan pura no se fundamentan en la inteligencia, no hay cuerpo que resista una carrera de larga duración, de esas que convierten a un hombre en "torero de época". Ya va siendo hora de que Roca Rey se ponga a pensar en ello.


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