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Padilla se despide con un triunfo en GDL

Domingo, 11 Nov 2018    Guadalajara, Jal.    Felipe Aceves | Foto: Memo Sierra           
Tras desorejar a cada uno de sus astados en la Nuevo Progreso
Qué grande y pródiga es la fiesta de los toros. Luego de la tarde aciaga del anterior domingo premió el toreo aquellos aficionados capaces de mostrar su lealtad y volver a la plaza, pase lo que pase, con la renovada esperanza de vivir la grandeza de la más brava de todas las fiestas.

Una plaza importante, particularmente por el entendimiento de qué va este asunto, que hizo una entrada importante y que presenció el juego tan variado, como interesante, de un encierro con seriedad de cabeza a rabo, para ser lidiados por tres espadas dispuestos a poner en riesgo su vida, a cambio de comportarse como lo que son, cada uno fiel a su personalidad: toreros a carta cabal.

Como primer argumento, el astifino encierro de San Miguel de Mimiahuapam y Begoña; tan serio que cuando a uno de ellos le faltó (4o. de la tarde) un pelo de imponencia, lo rechazó el público. Los anteriores habían puesto la canasta muy alta. Podrán ofrecer mejores o no, condiciones para faenas de lucimiento los toros de San Miguel, mas siempre habrá interés en el ruedo. Y al menos en Guadalajara inducir el reconocimiento del público a ganaderos y actuantes.

Por eso le reconoció a Castella su par de faenas. Por eso la mayoría respetó a José Adame y la mala suerte que tuvo en el sorteo de ésta tarde, y en homenaje a su trayectoria, también le mostró su cariño a Juan José Padilla. Era la última oportunidad de hacerlo, pero "El ciclón de Jerez" a su aire estuvo además en torero. Particularmente con el segundo de su lote. Un trasteo, que por las altas exigencias de "Impulsor", no era para cascabeles ni miriñaques, pero el emocionado espada, aún así, se dio algún lujo.

La cosa iba cuesta arriba en el turno cuarto de la tarde. La gente, por un momento de uñas, había devuelto a los corrales al reseñado originalmente. Desde la salida, el reemplazo, también de San Miguel cantó  sus exigencias. Abanto, ni siquiera permitió colocarse a los montados, para que luego un piquero español provocara un herradero.

El horno no estaba "pa nadita cociná". Pareció que la despedida sería poco grata Sin embargo, luego del complicado tercio de banderillas, Daniel Rodríguez, el peón de confianza español, se apretó los machos y bregó despacio, y sometió (amarró dicen los iberos) muy por bajo, y llevó a punta de capote al codicioso morito, para descubrirle a su matador las posibilidades del toro. Repito… posibilidades, que no bondades. Es que era un toro, y los toros no son bondadosos. Son leales, nobles, entregados; pero de bondadosos, nada. Vino enseguida la entrega de Padilla.

"Impulsor" no estaba para juegos. Había que hacerle las cosas perfectas. Someterlo –mucho– templarlo, llevarlo, mandarlo y colocarse en el exacto sitio y distancia, a más de presentarle siempre el engaño cuando, sin hacer cosas feas volviera en un palmo de terreno. Toreo serio por ambos lados, para abrochar la faena por manoletinas, rematar, y dominado su enemigo, en un desplante quedar de rodillas frente al toro y tirar los avíos. 

El público emocionado gritó al unìsono, torero, torero. La faena meritoria estaba hecha. En el mismísimo centro del ruedo, se tiró a matar o morir. Con remilgos, el juez concedió un apéndice, y con la plaza exigiendo el bien merecido segundo trofeo, el juez se apretó el bolsillo. Obvio, de nueva cuenta fue repudiado por la gente con pitos y también verbalmente.

Al primero de la tarde, un precioso colorado hociblanco, Juan José Padilla le realizó la faena medida que el buen toro tenía. 5 series 5 por ambos pitones fueron suficientes para, de nuevo en la soledad del centro del anillo sepultar una entera en todo lo alto. Remilgos y un pañuelo del palco.

Sebastián Castella ha llegado a una plenitud torera, que muy pocos alcanzan. Todo lo hace con torería, con la cabeza lúcida, con mando y con elegancia. Cuajó las posibilidades que tuvo el primero de su lote. Toreo, simplemente toreo fue lo que el francés nos ofreció. Destaco la manera en que por bajo y andando llevó al imponente cárdeno hasta los medios, donde bordó series por ambos pitones, que tuvieron temple, ritmo, despaciosidad y acompañamiento de cintura. "Galante" no era un bombón; era sí, un toro al que había de torearse muy bien. Para igualar, Sebastián lo toreo por bajo para igualarlo, ser ovacionado y sepultar una entera ligeramente caída. 

No le gustó al palco para una oreja, pero la ovación fue de verdadero lujo; porque una ovación atronadora en la Nuevo progreso es un lujo que mereció Castella a plenitud. Consintió mucho al segundo de su lote, y aunque por las condiciones del astado, no alcanzó las alturas del su primer trasteo, la parroquia lo llamó de nuevo al tercio.

Los lunares del encierro le correspondieron a José Adame. Lo siguiente era estar digno con ellos, probar lo que respetuosamente fuera necesario (como darle tiempo y distancia a su primero) pero la mala suerte estaba echada, incluso, con el imponente segundo, con 570 kilos, ajeno a su costumbre, Adame anduvo mal con la espada. La mayoría del público lo entendió, y se lo hizo saber con un silencio respetuoso. Algunos asistentes les faltó ese entendimiento.

Para el domingo próximo, la empresa anunció la novillada de triunfadores, por el trofeo "Manuel Capetillo", con un encierro de Barralva para Héctor Gutiérrez, Arturo De Alba (quien por la lluvia se quedó anunciado en dos tardes) y André Lagravere "El Galo".

Ficha
Guadalajara, Jal.- Cuarta y última corrida de la primera parte de la temporada. Más de media plaza en tarde agradable. Cuatro toros de San Miguel de Mimiahuápam y dos de Begoña (2o. y 4o.), todos impecables de presentación, de los que destacaron 1o. y 2o., ambos aplaudidos de salida y en el arrastre. Pesos. 550, 490, 535, 475, 545, 555, 570. Juan José Padilla  (azul marino y oro): Oreja y oreja tras fuerte petición del segundo trofeo. Sebastián Castella (grana y oro): Ovación tras fuerte petición y ovación. Joselito  Adame (purísima y azabache): Silencio en su lote. Incidencias: Después del paseíllo, las peñas, Infantil, Amigos Taurinos por siempre y Guadalajara, entregaron reconocimientos por su trayectoria a Juan José Padilla. Sobresalieron los picadores Ángel Juárez y César Morales, por sus buenos puyazos, así como los banderilleros Fernando García, por sendos pares de banderillas en el 2o., y el español Daniel Rodríguez, por la brega al 4o.


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