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Efemérides: 35 años del indulto de "Belador"

Miércoles, 19 Jul 2017    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Foto: Archivo   
Reproducimos parte de la crónica del diario El País

El maestro José Ortega Cano fue protagonista del único indulto concedido hasta el momento en la historia de Las Ventas de Madrid, pues fue el encargado de lidiar a aquel toro de nombre "Belador".

El referido ejemplar perteneció a la célebre ganadería de Victorino Martín y hoy se cumplen precisamente 35 años de este histórico acontecimiento, pues sucedió el lunes 19 de julio de 1982, dentro de la tradicional Corrida de la Prensa en el coso de la calle de Alcalá.

Para los datos estadísticos, "Belador" saltó al ruedo en tercer lugar y se trató de un festejo en el que se lidiaron toros de varias ganaderías. Además de Ortega Cano, torearon aquel día los maestros Manolo Cortés y José Antonio Campuzano, quienes no tuvieron suerte con sus lotes respectivos.

La faena de Ortega Cano fue destacada ante este astado de Victorino Martín, herrado a fuego con el número 121 y 530 kilos de peso, nacido en enero de 1978. Finalmente, la petición de indulto por parte del público fue atendida y "Belador" regresó al campo bravo.

Reproducimos a continuación parte de la crónica publicada por Joaquín Vidal en el diario El País la mañana del 20 de julio de aquel 1982, en la que considera que el indulto fue excesivo:

"Indultaron al Victorino, que fue un buen toro, aunque no tan bravo como para semejante premio. La gente está con los Victorino, desde hace años, pero más aún desde la memorable corrida de la pasada feria de San Isidro.

"Y como el toro del ganadero favorito demostró clase, pidió el indulto, que el inefable jurado y la no menos inefable presidencia se apresuraron a conceder. Luego, el Victorino cárdeno, serio y encastado, se negó a volver al corral y durante cerca de dos horas tuvo detenido el festejo.

"La mala doma de los cabestros, la impericia del cabestrero y la tozudez del Victorino, en perfecta amalgama, produjeron un paréntesis lleno de incidencias, en el que se hizo casi de todo para que el toro volviera al corral; desde soltar un perrito simpático y valiente, que puso en fuga a los mansos y se encaraba con el bravo, hasta apagar la luces de la plaza, dejando encendidas las de chiqueros.

"También abrieron otras puertas, por si al indultado le apetecía salir por ellas. Pero lo que le apetecía era quedarse y ni poniendo la escoba boca arriba se iba. Al fin, cuando le dio la gana, se metió en chiqueros, y el público lanzó un rugido como si la selección hubiera metido gol.

"El Victorino había tomado la primera vara por su cuenta, cerca de toriles, y sacó al caballo hasta los medios, donde derribó. Después acudió de largo a dos puyazos más, en el segundo de los cuales cabeceó. El siguiente encuentro era imprescindible para calibrar la bravura real del toro, pero la presidencia cambió el tercio, en medio de la protesta general. Encastado y noble para la muleta, Ortega Cano le hizo una faena valiente, en la que embarcó las embestidas con temple y hondura".

La ganadería de Victorino Martín ocupa un lugar especial en los cosos referenciales de Madrid y Sevilla, pues en 2017 protagonizó un indulto también en la Real Maestranza, apenas el segundo de un toro en la historia de este escenario. Se trata de "Cobradiezmos", lidiado por Manuel Escribano en la pasada Feria Abril.


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