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Por México... ¡y por la Fiesta!

Martes, 12 Dic 2017    CDMX    Juan Antonio de Labra | Foto: Hidalgo           
La corrida a beneficio de los damnificados tuvo pasajes de intensidad
La corrida Por México cumplió con las expectativas que se habían trazado la empresa desde un principio, y la Fiesta triunfó al demostrar que su gente es buena, personas con calidad humana que saben entregarse por el próximo en momentos difíciles, como los que se han vivido recientemente.

Así que el planteamiento de contribuir a la causa de los damnificados a través de la ayuda desinteresada de los ocho toreros del cartel, y también con los ocho toros donados por los ganaderos, es el ejemplo más claro de que sí se pueden conseguir grandes resultados cuando existen ganas de hacer las cosas con cariño y entusiasmo.

La imagen de la salida a hombros de Joselito Adame y Sergio Flores refleja la entrega que prodigaron no sólo ellos dos, sino el resto de sus compañeros de cartel, que también hicieron un esfuerzo encomiable por estar a la altura de un cartel histórico.

Y en ese reencuentro con la plaza más grande del mundo, José Tomás tuvo su parte de relevancia al cuajar instantes de extrema despaciosidad y temple con ese noble toro de Jaral de Peñas que había elegido y que se corrió en tercer lugar.

Desde el estrujante quite por gaoneras, pasando por los estatuarios, los redondos y los naturales, el de Galapagar se sentó en los riñones y sacó ese arrebato interior de un sentimiento torero que había permanecido aletargado casi dos años. Y el público gozó la faena con la misma intensidad con la que el madrileño dibujó esos trazos largos y profundos. ¡Qué pena que no quiera prodigarse más seguido!

En comparación con el pozo de angustia dónde se nutre el arte de José Tomás, brilló la carismática sencillez de un joven torero tlaxcalteca que viene pisando cada vez más fuerte. Se trata de Sergio Flores, que no desaprovechó la buena condición del toro de Villar del Águila para a cuajar una faena vibrante que se tradujo en el merecido premio de las dos orejas, idéntico galardón obtenido por Joselito Adame, que volvía a tirar de la raza que lleva dentro para sacar a flote una tarde de mucho compromiso.

Porque el hidrocálido dejó sobre la arena muletazos recios ante un toro de Santa María de Xalpa al que le hizo falta mayor duración. Al final de una faena valiente, ahí queda el gesto de entrar a matar sin muleta, con el corazón por delante y unas ganas tremendas de decirle a la gente que nadie le ha regalado nada, y que aquí están para lo que gusten y manden. Por algo es el torero más importante de la baraja nacional en la actualidad.

La faena de José María Manzanares a un emotivo toro de Xajay fue de un precioso acabado, pues el ejemplar queretano exigía colocación y firmeza. Y así lo entendió el alicantino, que cuajó una obra concisa, clásica y torera, que rubricó con una estocada deletreada que le valió el corte de una oreja de ley.

Luis David Adame salió un tanto revolucionado a matar al octavo de la noche, y luego del luminoso quite por zapopinas, el hidrocálido realizó un trasteo entre ciertos altibajos, que el público observó con agrado. Y aunque no pudo redondear, ahí dejó esos pasajes de afanosa actitud ante un toro de Villa Carmelo que vendía caras sus embestidas.

El Payo y El Juli pecharon con los dos toros deslucidos de la corrida: uno de Jaral de Peñas (sustituto de uno de Fernando de la Mora que estaba descoordinado) y otro de Montecristo -hermoso de hechuras- que se apagó muy pronto. Por más intentos que hicieron ambos, no había forma de encontrar eco en el tendido. De cualquier manera, se agradece la honradez profesional mostrada a lo largo de sendos trasteos.

Abrió plaza el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza con un toro encastado de La Joya, que no era fácil de encelar ni mucho menos templar. Montando a "Disparate" consiguió los mejores momentos de una actuación de escaso calado, que no pudo rematar con el rejón de muerte. Algo pasa con el navarro. Se le nota un tanto cansado. Y sería lógico pensar que así sea luego del ajetreo de tantos años en activo.

El público salió complacido de la plaza, contento de haber ayudado con su granito de arena y luego de disfrutar de una corrida emotiva que tuvo ese carácter de alegría y buena vibra que ahí quedó como referente de unidad.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Corrida Guadalupana. Casi lleno (unas 38 mil personas), en tarde fresca. Toros de diversas ganaderías, lidiados en el siguiente orden: La Joya, Santa María de Xalpa, Jaral de Peñas, Jaral de Peñas (sobrero sustituto de uno de Fernando de la Mora), Montecristo, Villar del Águila, Xajay y Villa Carmela, de los que destacó el 6o., premiado con arrastre lento. El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: Silencio. Joselito Adame (negro y plata): Dos orejas. José Tomás (azul noche y oro): Oreja. Octavio García "El Payo" (celeste y oro): Silencio. Julián López "El Juli" (acero y oro): Silencio. Sergio Flores (vainilla y azabache): Dos orejas. José María Manzanares (grana y oro): Oreja. Luis David Adame (palo de rosa y oro): Silencio. Incidencias: El orden de lidia se modificó para dar mayor dinamismo al espectáculo. Destacó en la brega  Juan Ramón Saldaña. Tras el paseíllo se entonó el himno nacional y se guardó un minuto de silencio por las víctimas de los terremotos. Acto seguido, el tenor Fernando de la Mora entonó el "Ave María" desde la meseta de toriles. La barrera lució engalanada por el artista Jorge Marín, mientras que el ruedo lucía una silueta de la Virgen de Guadalupe pintada en color negro.


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