Se dice que el entusiasmo es contagioso y esta noche quedó de manifiesto con la actuación del joven yucateco en su segundo toro, un bravo castaño al que recibió de capote con chicuelinas apresuradas, y después que embistiera bien al caballo, lo banderilleó con deseos de agradar, saliendo comprometido en dos pares en los que elevó el entusiasmo de la gente.
El toro conservó mucha fuerza y así iba a la muleta por el pitón derecho en trasteo vertiginoso, donde André se preocupó más de que la banda interpretara "Qué Chula es Puebla" para conservar el entusiasmo que de atemperar las embestidas. Dejó una estocada honda y tendida que hizo efecto, se le otorgó una oreja, y cuando el toro era arrastrado por el tiro de mulillas se ordenó la concesión de la segunda, de manera inexplicable.
Por el estilo estuvo ante su primero con el que no fijó las zapatillas en los lances primeros; pasaron al toro con una vara y también clavó las banderillas con regular desempeño. Dispuesto realizó una faena acelerada con rodillazos, desplantes y tirando la muleta para pinchar en tres ocasiones retirándose en silencio después de un aviso.
Bien armado y con claridad de embestida fue el que abrió plaza al que Ponce lanceó con el pasito atrás; el toro fue bien al caballo llegando al tercio final con energía lo que el diestro aprovechó para trazar algunas series sin estrecharse que le corearon sobre todo con la mano derecha, terminó con medio espadazo efectivo para ser premiado con un apéndice.
Ante su segundo pobre de cabeza el valenciano se vio mejor a la verónica, fue picado en exceso lo que acusó en el último tercio llegando muy aplomado haciendo que el matador se conformara con lograr pocos muletazos, tras estocada caída terminó en silencio.
Lo peor del encierro se lo llevó Arturo Saldívar que en primer término enfrentó a un burel bien armado aunque escurrido que saltó al callejón, el torero lo recogió para lancear con suavidad a pies juntos, hubo un puyazo para que se cambiara el tercio y luego solo dos pares de garapullos. El matador se dobló bien con el toro, pero luego éste comenzó a distraerse y a salir suelto y trató de sujetarlo sin que los pases se sucedieran con ligazón. Para colmo de males lo mató de un bajonazo. No obstante, al final escuchó palmas.
El quinto resultó complicado y desarolló sentido. Realizó apenas unos lances de trámite, y durante la faena de muleta trató de someterlo con pocos resultados, incluso en una ocasión se le coló por el lado izquierdo de fea manera. A pesar de ello, la labor del torero tuvo su interés. Mató de un pinchazo hondo trasero que no fue suficiente, e instantes después acertó en el primer golpe de descabello cuando ya había sonado un aviso.