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La actuación de Luis David ante la prensa española

Viernes, 18 May 2018    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Foto: Archivo   
Los comentarios tras la oreja que cortó ayer en Las Ventas

A continuación recopilamos los fragmentos de las crónicas en medios españoles que hablan de la actuación que firmó ayer el diestro mexicano Luis David Adame en Las Ventas de Madrid, donde cortó una oreja, comentarios que en términos generales son positivos.

Antonio Lorca (El País):

"Pero salió Ombú, un precioso toro jabonero, que empujó en el caballo, galopó en banderillas y llegó a la muleta con una movilidad y una clase excepcionales. No era un toro fiero, sino artista y nobilísimo, pero hondo y exigente en la muleta.

"Luis David le cortó una oreja y se la ganó a pulso con entrega y pundonor. Lo recibió a la verónica, quitó por chicuelinas e inició el tercio final por estatuarios muy toreros, atornilladas las zapatillas en la arena, derecho como una vela y quieto como un poste. Ombú embistió largo y tendido, humilló y aguantó una faena larga con extrema bondad.

"Luis David hizo lo que sabe y lo hizo bien con ilusión y fortaleza. No es un exquisito, pero se esforzó para estar al nivel de su oponente, objetivo harto difícil. Las tandas resultaron aceleradas, vistas y no vistas, y quedó la impresión de que el que mandó fue el toro, que repetía incansable una y otra vez. Espada en mano, se tiró sobre el morrillo y, aunque quedó caída, mereció la oreja por su encomiable decisión.

"Quedaba la incógnita del sexto y la posibilidad de la puerta grande para el mexicano. Echó el resto, pero no pudo ser. Hizo un muy vistoso quite por zapopinas, volvió a brindar al respetable, inició la faena con un ceñido pase cambiado por la espalda, pero el toro desarrolló genio, acortó el viaje y deslució el sueño del muchacho".

Zabala de la Serna (El Mundo):

"La calma del día después reinaba en Las Ventas. Un ambiente apalizado por la tensión emocional vivida 24 horas antes. Dormía la plaza en aquel sueño hasta que apareció Ombú. Qué nombre más rotundo para tanta belleza. Una pintura jabonera, un cromo de armonía veragüeña. El toro cincelado por Dios. Habitaba en su interior la bravura, la casta envuelta de calidad. De principio a fin con la boca cerrada. Ese tópico que se hacía verdad. La humillación cierta como el empleo en todas las suertes.

"Ombú en el caballo empujó con estilo y riñones. Como lo había hecho en el capote de Luis David Adame. En las templadas verónicas del saludo y en las arrebatadas chicuelinas de manos bajas, esa bravura de no hacer ruido. Deslizante y sedosa, sin una sola renuncia. Adame brindó la ilusión al gentío. Ombú era una ilusión. Y se clavó LD por estatuarios. Sin rectificar un ápice las zapatillas. La resolución del pase del desprecio prendió de oles los tendidos. La primera tanda de derechazos sonó a ajuste. En las siguientes enganchó por delante la embestida dorada, la guió con largura, la sintió en la palma.

"Acinturado, encajado y ligado el mexicano. Tan seriecito y ordenado. Ombú viajaba en los flecos de la muleta, planeaba en modo avión. La faena tomaba cuerpo. Un molinete que nació con forma de trinchera y el pase de pecho cosido a ella, o a él, pegaron fuerte en el corazón de Madrid. Y, sin embargo, por la mano izquierda la cosa pasaba tibia. Ombú se daba igual pero los naturales no calaban con la misma intensidad. La clase del juampedro palpitaba. Luis David volvió a conectar con su diestra. Más seguro de su dote muletera. La arrucina trajo el eco de su tierra caliente. Otra vez el de pecho a la hombrera contraria como una bocanada de fuego.

"No quiso despedirse sin catar de nuevo la joya en su zurda. La ronda al natural de correcta propuesta, no más. El cierre fue un órdago a la grande. Por bernadinas ceñidas y, finalmente, con detalles de orfebre por bajo. Cuando agarró la espada, Ombú se cuadró con la fijeza de siempre. Unidas las manos incluso para la muerte. La boca cerrada a la espera del último aliento. Adame lo despenó con rectitud de vela. Una estocada cabal. Como la oreja.

"En el tránsito del arrastre al cielo de los grandes toros, Ombú provocó una ovación unánime. No volvió la cara nunca Luis David con el grandón sexto. Con el hierro de Parladé. Un zamacuco basto. Que venía sin irse. Correoso. Bruto. Adame lo alegró por zapopinas sincronizadas. Y se la jugó con firmeza de hombre. Bragado y peleón. Un arrimón en toda regla. Madrid lo despidió con atronador reconocimiento".

Andrés Amorós (ABC):

"Luis David, el segundo de los Adame, que brilló como novillero, lucha por abrirse paso como matador. Fue el triunfador en San Sebastián. Tiene condiciones, debe ir madurando. El tercero, un bonito jabonero, se llama Ombú: es el nombre del árbol patrio argentino; en guaraní, significa ´bella sombra´, porque es el único cobijo para los dulces sueños de los gauchos, en la pampa.

(Curiosamente, se discute si es un árbol o una hierba grande: aunque llega a diez metros de alto, su tronco es medio hueco). Este Ombú da un juego excelente, aunque no le sobren las fuerzas; embiste con prontitud, alegría y nobleza. Luis David capotea vistoso; comienza por estatuarios, logra acoplarse en series buenas, llevándolo prendido a la muleta, muy lento; intercala una arrucina; las bernadinas finales son superfluas.

"Se vuelca, aunque la espada va al rincón: oreja. El sexto, de Parladé, más grande, da un juego distinto, transmite cierta emoción. Quita Luis David por zapopinas. Saluda Tomás López, en banderillas. Comienza la faena con un pase cambiado de escalofrío; se entrega, buscando redondear el éxito, pero el toro se queda cortísimo; a fuerza de tragar, saca algún muletazo.

"Este segundo Adame se ha ganado el respeto de los aficionados. No debe abusar de los quites con el capote a la espalda (igual que Román): recuerden la belleza de la verónica… Ha tenido la fortuna de vivir un dulce sueño, a la sombra bella de un noble Ombú".

Patricia Navarro (La Razón):

"El tercero fue a la muleta de Luis David Adame con mucha dinamita, porque lo tenía dentro. Toro bravo, encastado y bueno, que exigía, porque tenía la embestida profunda y pedía que las cosas se le hicieran perfectas. Tuvo mérito todo, porque no era toro simplón sino importante.

"La faena se vivió con los tiempos templados, costó meterse en ella. De hecho, hubo que esperar a las bernardinas del final para que la cosa explosionara, aunque es verdad que había resuelto antes. Se fue detrás de la espada como un diablo. Toro de nota en la feria este de Juampedro. Nos acordaremos.

"Para infartarse fue el pase cambiado por la espalda al sexto. Increíble pareció a los ojos que no le cogiera. Luis David no perdió de vista ni un solo momento que la Puerta Grande la tenía a medio abrir. Tuvo movilidad el toro, aunque le costaba después despegarse de la muleta, salirse de ella y evolucionó como un rayo a revolverse y no querer pasar. La entrega había sido absoluta. Y ahí quedaba".

Gonzalo Bienvenida (Aplausos):

"El tercero fue un jabonero muy en el tipo de Juan Pedro. Fino de hechuras y con acodada expresión en la cara. Luis David Adame salió a comerse el mundo. Arreó desde que presentó el capote al jabonero que lo tomó con humillación. Hizo una gran pelea en el caballo de Óscar Bernal, que cogió en todo lo alto. En banderillas mostró clase en el capote de Tomás López y se lució Miguel Martín en banderillas.

"El inicio de la faena de Luis David Adame fue por ajustados estatuarios sin enmendar la posición. La siguiente tanda fue un trámite para que se acoplasen toro y torero. A partir de ahí el mexicano supo aprovechar el temple y la humillación del juampedro ligando tandas por los dos pitones, especialmente por el derecho. Siempre le dejó la muleta en la cara y el toro la buscó con transmisión. Sorprendió a los tendidos en una arriesgada arrucina. Cuando el toro bajó en su intensidad, Luis David buscó el pitón contrario y se lo pasó muy cerca. El final fue por bernadinas, se palpaba la posibilidad de oreja en el ambiente. La estocada fue contundente aunque un punto desprendida. Oreja.

"El cinqueño que hizo sexto lució el hierro de Parladé. Más estrecho que sus hermanos y con la cara hacia delante. Luis David Adame salió dispuesto a conseguir la oreja que le faltaba para la puerta grande. Variado con el capote desde el recibo, ejecutó lopecinas en el quite. Las Ventas se volvió La México por momentos por el furor que causó el quite y por los vivas que prologaron la faena.

"El de Parladé tuvo emoción y transmisión pero le faltó recorrido. Adame arrancó la faena con un cambiado por la espalda muy ajustado y rápidamente se puso a torear en redondo. Un esfuerzo hizo para domeñar las descompuesta embestidas. La plaza vio un torero entregado y un toro encastado aunque falto de calidad. Saludos.



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