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Espectro taurino: El triunfo de la constancia

Sábado, 25 Feb 2017    Ciudad de México    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
"... no es llegar primero, sino saber llegar y mantenerse..."

Como para tantos que inician en esta profesión, el camino que ha transitado Sergio Flores no ha sido sencillo y en muchas ocasiones con el hecho de verse lejos del circuito de los matadores jóvenes que torean en todos lados y en los carteles más rematados.

De bases humildes y surgido desde abajo, el momento actual por el que atraviesa el torero tlaxcalteca es fruto de la constancia. La vida del torero no es tanto de llegar primero... sino de saber llegar y mantenerse, como bien diría José Alfredo Jiménez en "El Rey".

Flores aprovechó adecuadamente la oportunidad brindada por Tauromagia Mexicana para solidificar su formación como novillero y abrir caminos en Europa, lo que consiguió sin estar exento de percances y con la mirada muy firme en su objetivo.

Después de la alternativa, recibida en Bayona en 2012, no fueron fáciles los primeros años y, aunque tarde tras tarde daba buenos argumentos, las oportunidades no llegaban en el número y calidad que, desde nuestra óptica, iba mereciendo el tlaxcalteca.

El triunfo del pasado domingo en La México no es un hecho aislado en el coso monumental de Insurgentes, sino que es su cuarta salida por volandas en tres temporadas consecutivas, lo que le convierte en uno de los toreros mexicanos de mayor regularidad a últimas fechas en este escenario.

Y si bien es cierto las estadísticas suelen ser frías, los triunfos son reflejo de un concepto bien definido que avanza a paso firme. Sergio tiene una manera de torear muy a la "mexicana", valga la expresión, debido a su variedad en quites y al trazo largo de su muleta y amplias tandas,  sabor que adereza con una gama de suertes que denotan su frescura.

Aunado a su constante evolución taurina, que le ha llevado a ser el máximo triunfador de la presente Temporada Grande, hay que mencionar que es un ser humano sencillo y educado, de un trato amable.

Lejos de cobas o "chaladuras", Sergio Flores no afloja el paso ni un sólo día y vive entregado a su profesión, concentrado en la ganadería de Caparica junto a su apoderado Roberto Viezcas, un hombre que siempre ha creído a él y le ha apostado con un trabajo serio y profesional.

Estamos convencidos que estos triunfos en La México, junto con los importantes que ha tenido en otras plazas de la geografía nacional, deberán tener repercusión y que la revolución le haga justicia para torear con una mayor regularidad y en carteles de importante calado.

En Sergio Flores hay un torero con proyección para figurar en un plazo no muy lejano. La constancia tiene sus recompensas y el todavía joven espada mexicano cuenta con un fondo sólido para seguir su camino en ascenso. Cuestión de no aflojar y mantener esa mentalidad que le ha permitido sortear los obstáculos para llegar a las metas.



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